Capítulo 23

863 75 10
                                    

Ven, vayámonos al sofá. Así estaremos más cómodas.- Regina cogió la mano de la rubia y la dirigió al sofá.

Regina se sentó primero subiendo sus pies al sofá y haciendo un gesto para que Emma se colocase al lado de ella colocando su cabeza sobre el pecho de la morena que parecía muy cómoda con la posición, cuando Emma se colocó comenzó a acariciarle suavemente la espalda. La rubia se relajó tanto que se quedó dormida, la morena sólo podía mirarla y disfrutar de tener así, haberla visto tan vulnerable le hizo sentirse una afortunada por conocer esa parte pero a la vez dolida por ver el sufrimiento contra el que ha tenido que luchar.

Media hora después Emma comenzó a moverse algo incómoda y abrió los ojos un poco y lo primero que vio fueron los preciosos ojos marrones de la morena fijos en ella y con una sonrisa muy tierna en sus labios.

Hola.- Dijo Regina viendo la incertidumbre en la cara de la rubia.

Hola, ¿Qué ha pasado?- Preguntó aún muy confusa pero sin levantarse.

Has liberado mucha tensión y al relajarte te has quedado dormido.- Dijo sonriendo dulcemente a la detective.

¿Ese es su diagnóstico, doctora?- Preguntó riendo.

Sí lo es. Pero me alegro que hablases conmigo. Me siento una afortunada por formar parte de algo así.- Dijo acariciando la espalda de la rubia y apretándola contra ella.

Gracias por escucharme, preciosa.

No tienes que darlas, yo quiero saberlo todo de ti.- Confesó Regina segura de que Emma era una buena mujer aunque al principio la juzgo mal.

Ya lo sabes casi todo, ahora te toca a ti. Cuéntame quién es Regina Mills.- Emma intentó levantarse pero no la dejó.

No te levantes, me encanta estar así.- Dijo Regina haciendo que se quedará como estaba.

Está bien, pero cuéntame quién eres.- Respondió Emma muy contenta.

No hay mucho que contar, tengo una hermana como ya sabes, se llama Zelena es la madre de Ronald a quién adoro.- Una sonrisa nació en su rostro al hablar de su sobrino.

¿Te gustaría tener hijos?- Preguntó la rubia acariciando el brazo de la morena y la miraba a los ojos.

Sí, pero estoy algo mayor para eso.- Dijo entristeciéndose un poco.

No digas tonterías, ¿Por qué no has tenido hijos antes? -Preguntó algo arrepentida por lo que había dicho.- Lo siento... no quería hurgar en la herida, habló antes de pensar.

No te preocupes, me gusta que seas así, no te da tiempo a mentir o a callarte las cosas. Danielle nunca quiso que tuviésemos hijos.- Dijo algo dolida pero ahora lo agradecía después de la escena que hacía un rato había montado.

Nunca es tarde, Regina. Nunca es tarde.- Emma dejó esa frase en el aire y abrazó más fuerte a la morena.- Continua.

Mi madre murió cuando yo era pequeña y tengo poco recuerdos de ella y bueno mi padre... él es un tema a parte, no nos hablamos desde hace años.- Regina parecía dolida por eso, aunque no quería reconocerlo, su padre fue un gran apoyo tras la muerte de Cora pero todo cambio cuando ella le presentó a su primera novia.

¿Quieres contármelo? Parece que hoy es un día de confesiones y me gustaría conocerlo todo de ti.

Digamos que mi padre no acepta mi forma de vida, él nunca acepto que yo no siguiera sus pasos y que no me convirtiera en una cirujana de renombre y el colmo fue cuando a los 22 años le presenté a mi primera novia, eso hizo que me rechazara así que me marché de casa y aquí estoy hoy.- Dijo Regina casi sin respirar.

CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora