Capitulo 8

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Jay hyung siempre había sido amable con Sunoo.

Se aseguraba que estaba feliz y al ser descendiente de uno de los primeros prácticamente crecieron juntos.

Sunoo nunca podría quejarse, era su único mejor amigo. Otros niños se le acercaban y buscaban ser sus amigos, pero era incomodo. Sunoo era listo y sabía que solo lo hacían para aprovechar el poder de su familia.

El pelinegro todavía no entendía qué provocaba que admiraran tanto a su familia, no le daba importancia al poder y de lo que muchos presumían ser sangrepura.

Era inocente y tierno, algo poco común entre los vampiros.

Pero nadie le decía nada, era una de las ventajas que traía el poder que todavía no comprendía, incluso llegaron a admirarlo y decir que su belleza era tan exótica que lo resaltaba entre los demás vampiros.

Jay se mantenía junto a él, lo invitaba a jugar, era su compañía en las reuniones entre familias sangrepura y al ser descendiente de un primero también lo respetaban.

Desde que tuvo memoria, el rubio estuvo siempre a su alrededor y el pelinegro con grandes ojos ... comenzó a depender de Jay.

Estudiaban en casa como cualquier otro sangrepura y Jay pidió estudiar en la casa de Sunoo, así decidían dónde estudiar y quedarse a dormir.

Pero todo se derrumbó un día cualquiera de octubre cuando Kim Sunoo tenía tan solo 152 años, que serían 10 para un humano.

Acaban de terminar las clases con Jay y estaba listo para merendar, su pancita gruñía de hambre aun así no corrió por la casa, su mami le había dicho que esa no era la forma de comportarse y él no cuestionaba a su mami.

En el fondo le tenía un poquito de miedo.

Siempre estaba seria y sus tacones resonaban por toda la casa, tenía una mirada fría y ha sido pocas las veces que la vio sonreír.

Pero su mami tenía la sonrisa más bonita del mundo.

Así que no le replicaba nada, Sunoo era un niño obediente y según palabras de Jay muy bonito.

Cuando ambos estaban sentados en la mesa, sus padres entraron y tomaron lugar en los extremos de la mesa, los sirvientes en fila colocaron las copas y jarras encima de la mesa.

Sunoo no sabía que les servían pero era delicioso.

Tan exquisito que el sabor llenaba todo su paladar y le hacía pedir más, su papi decía que podía comer todo lo que él quisiera.

Al terminar saltó de la mesa, ignorando la mirada de reproche de su mami y corrió al patio con Jay siguiéndolo. Los arboles ayudaban con su frondosa sombra, ese día pidieron tomar tomar las clases por el día para que cuando sus papás los enviaran a dormir se quedaran todo la noche despiertos.

Jugaron gran parte de la tarde y no hicieron a las advertencias de su papi, se salieron de los terrenos que eran vigilados y llegaron a la enorme reja que rodeaba la casa.

El pelinegro llegó primero así que se dio cuenta del par de niños que los miraban con curiosidad del otro lado, eran humanos.

Sus maestros le hablaron de ellos y algunas costumbres, Jay les preguntó con amabilidad:

-Hola, ¿se han perdido?

-No, es solo que ... veníamos a explorar y descubrir si era real la casa embrujada.

-¿Casa embrujada? -Repitió Sunoo.

-¡Si! Pero shhh, no le vayan a decir a nadie que estamos aquí- Pidió uno de los niños.

-¡Nuestros papás nos mataran si se enteran!

-Esta bien, pero será mejor que regresen rápido. Pronto va a anochecer.- les recomendó Jay.

Los niños voltearon a verlos confundidos.

-Creíamos que la casa embrujada sería terrible y vieja, en cambio es muy bonita. ¿Deberíamos decírselo a todos, Hyunjin?

-Lo pensaremos en el camino, pero antes de irnos tengan esto como un regalo.

Una bolsa de color rojo fue tendida en su dirección.

-Gracias, espero verlos pronto.

Al desaparecer de su vista, Sunoo abrió la bolsa y descubrió un olor agradable adentro.

-Jay, tienes que ver esto. Es una de sus comidas ...

-Huele mal- le contestó el rubio arrugando la nariz- Deberías guardar eso, si tus papás lo ven podrían castigarte.

El pelinegro probó uno de los cuadritos y le dedicó una de sus sonrisas más grandes cuando sus ojitos desaparecieron.

-Sabe muy rico, no es igual que nuestra comida pero es delicioso. ¿Seguro que no quieres probar?

-Muy seguro. Vamos, tenemos que regresar- Le pidió jalando su mano hacia la dirección contraria.

Llegaron a la casa y jugaron con los nuevos coches de madera que Jay había traído para él, Pidieron que les llevaran la cena a su cuarto y se enteraron por su nana que los señores Park habían llegado a cenar con sus padres e irían juntos a una reunión.

El pequeño rubio se quedó jugando cuando Sunoo le dijo que bajaría por su nana para preguntar por su pijama favorita. Las escalones estaban fríos y la mansión en completo silencio, pero Sunoo ya estaba acostumbrado.

Entonces escuchó los ecos de las voces.

-Esto sí es una deliciosa cena.-Comentó la señora Park.

-¿A qué se debe la sangre fresca? ¿Salieron a cazar?

-Ojala, - comentó su mami- pero la presa se acercó a nosotros.

-Encontraron a un par de niños a las afueras de la casa, no fue difícil atraparlos y prepararlos.

Sunoo no quería comprender esas palabras, ahí con los pies descalzos y un pequeño dolor de cabeza comenzando a crecer no quería creerlo.

Pero el pequeño era listo, entendía lo que significaba.

-No hay nada más rico que la sangre fresca- comentaron riéndose.

En aquellas copas estaban los amigos que habían hecho ese mismo día, desmembrados y exprimidos los sirvieron en las jarras. No podía parpadear, se sentía estancado en el tiempo.

-Deberíamos comenzar a irnos.

Aun recordaba a los dos castaños que se sonreían y platicaban entre ellos.

¿Qué estaba pasando?

¿Así era de cruel el mundo?

Después de unos minutos pudo salir del shock, el miedo se transformó en terror. Terror hacia todos y el mismo.

¿Cuántos niños se había comido el mismo?

¿Cuántas vidas de personas habían tomado por 152 años?

Su grito resonó por toda casa, no hubo nadie que no escuchara su propio terror.

Sangre fría (Sunoo x Sunghoon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora