Sangre fría (Sunoo x Sunghoon)

Capítulo 20

-Sunoo-

Escuché los pasos apresurados de Sunghoon, acercándose poco a poco.

-Cierra la puerta -era una orden.

Sabía lo que sucedería, el enojo en sus ojos me lo dejaba en claro. Intenté encontrar algún rastro del cariño que siempre mostraba al verme, esa emoción que me demostraba la calidez.

Nada. Solo había ira y resentimiento hacía mí.

La comprensión me golpeó tan fuerte que estuve a punto de dar un paso hacia atrás.

-No dejes que entre alguien más.

Él me odiaba. Desearía matarme.

Jungwon se vengaría, por convertirlo en aquello que odiaba con toda su alma y que despreciaba más que cualquier otra cosa en el mundo. Y era culpa mía, así que lo asumiría. Es solo que... no entendía el por qué me dolía tanto el pecho frente a sus palabras, si yo ya sabía que esto sucedería, ya me había mentalizado toda la noche para este momento.

No tenía derecho a sentirme de este modo.

Cerré la puerta lentamente justo antes de que Sunghoon se detuviera frente a ella. Bloqueé el pedazo de madera con cualquiera cosa que me encontrara hasta que supe que sería imposible para él entrar, debido a lo poco que nos habíamos alimentado, y el internado era lo suficientemente amplio como para que llegara y escalara hacia la ventana de la enfermería. Rogaba porque no lo intentara, estaba plagado de humanos que podrían verlo.

Sentía cada uno de mis movimientos en cámara lenta, con miedo a lo que me encontraría al darme la vuelta.

Temiendo a lo que sucedería.

Pero tuve que afrontarlo y volteé en dirección a mi mejor amigo - porque no importaba lo que pensara sobre mí ahora, para mí Jungwon siempre, siempre sería mi mejor amigo. El primero que me ayudó en esta oscura realidad -.

Sus ojos destellaban llamas a su paso. Una mano se posó a la altura de mi garganta, impidiéndome respirar.

-Tú me hiciste esto.

No pude decirle nada, ni siquiera fui capaz de mirarlo a los ojos. Su grito me obligó a cerrar los ojos con fuerza:

-¡Esto es tu culpa!

Un sollozo rompió el silencio entre los dos, golpes insistentes en la puerta se escuchaban de fondo. Jungwon lloraba, lágrimas de ira caían de sus hermosos ojos.

Era mi culpa, me destrozaba verlo de ese modo. Las palabras se abrieron paso en mi garganta, dispuestas a salir y darle una explicación, aunque no tenía derecho a justificarme.

-Estabas a punto de morir, tus heridas eran...

-¡Preferiría estar muerto! ¡Preferiría estar a muerto a convertirme... a convertirme en esto! -una mueca se formó en su rostro y pude verlo. Era desagrado, ese asco se reflejaba en sus ojos- ¡Y tú tienes toda la culpa!

Guardé silencio.

Sabía que en estos momentos necesitaba desahogarse, sacar toda la ira que guardaba por dentro, pero me estaba hiriendo demasiado.

-Esto lo explica todo -acercó su rostro al mío, dejando salir una risa falsa y sin humor -, esto explica porque eres... así.

Que me mirara de ese modo me lastimaba aun más que sus palabras. Me veía como cualquier humano veía a un vampiro.

Ese no era el Jungwon que yo conocía, frente a mí se encontraba alguien llenó de prejuicios y resentimientos.

Él negó con la cabeza al mismo tiempo que soltaba otra carcajada.