Capítulo Treinta y Ocho

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¿Cuál es la relación entre la luna y las estrellas?

El viernes por la mañana le entregué las cartas que Tina le ha enviado a Blue para asuntos de la boda debido a que ayer las olvidé por completo en mi misión por saber que hablaban Simon y Mateo en el último piso del instituto. Ella sólo dijo gracias y se fue con Cole, su indiferencia me dolía cada vez más.

Mateo me mira desde su asiento a mi lado escuchando a Ofelia hablar de lo orgullosa que se siente de que ambos ganaramos el primer lugar en la última etapa del concurso y finalizando con una ronda de aplausos de nuestros compañeros. Una gran mayoría de ellos aplaudiendo por compromiso porque ¿quién no lo ha hecho alguna vez en su vida? Me incluyo, era esa clase de persona que no le cantaba feliz cumpleaños a quien me caía mal. Me sentía toda una mala persona al negarle el feliz cumpleaños a alguien.

—Recuerden que deben de continuar con los arreglos de sus obras para el proyecto final que se entrega el primero de noviembre. No tarden que con un día de atraso el proyecto no va a ser recibido. —nos recuerda.

Los estudiantes comienzan a sacar sus proyectos del interior de sus mochilas. Mateo recarga su cabeza en mi hombro con total confianza y cierra sus ojos en el proceso. Nosotros no debemos de hacer mucho porque al ganar asegura una buena nota. Enciendo mi teléfono y la tentación me gana ingresando a la cámara, cambio a la frontal y tomo una fotografía de Mateo descansando en mi hombro. La miro con ternura, se ve muy lindo, de mi rostro solo se detallan mis labios con una pequeña sonrisa.

Alzo mis ojos cuando Ofelia se detiene al frente de nuestros escritorios.

—Veronica, Mateo, les tengo un regalo de mi parte por ganar el primer lugar por representar el instituto. —habla mostrando dos pequeñas cajas de color blanco con un lazo rojo.

—Oh profesora, muchísimas gracias por el detalle. —digo con una amplia sonrisa.

—Gracias. —dice Mateo manteniendo su postura.

—Espero les guste, es algo pequeño, pero con mucho cariño. Mi nieta lo hizo. —nos da una gran sonrisa y luego se aleja a su lugar respondiendo dudas de los estudiantes.

Me lanzo sobre la pequeña caja curiosa por saber que tiene dentro, tomo los extremos del lazo y lo deshago. Mis ojos se abren al ver el delicado regalo que la nieta de Ofelia nos ha enviado. Es una pulsera de color morado, tiene un dije con una V en el primer hilo y otro dije de una estrella en el segundo hilo, ambos están centrados. Me apresuro en mostrarle la mía a Mateo y observo que él ya se ha colocado la suya.

—¡Son demasiado lindas! —chillo mirando ambas pulseras.

La de Mateo es de color verde, su primer dije es una M y el segundo una luna. Miro una últimas vez la pulsera en su mano izquierda y me concentro en colocar la mía en mi mano derecha, se la muestro cuando lo logro con una gran sonrisa en mi rostro. Mateo toma mi mano derecha y desliza su dedo sobre la estrella suspirando.

—Una estrella y una luna. —musita pensativo—. Puede funcionar.

—¿Funcionar? ¿Para qué? —indago confundida mirando su mano todavía sobre mi muñeca.

—Como un pequeño relato, incluso una frase. —responde apartando su mano de la mía.

—¿Lo harás? —asiente recargando su cabeza en la mesa, luce cansado— y ¿lo puedo leer?

—Si lo escribo, sí. —responde cerrando sus ojos.

—¡Oh Dios, que emoción! —sus labios se fruncen en una mueca.

No puedo dejar de pensar en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora