Capítulo Cincuenta y Dos

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Recuerda, no juzgues la situación hasta no conocer todas las perspectivas posibles.

Y de ese modo podrás tomar una decisión más acertada.

Mateo me muestra su estuche transparente con mi fotografía cubierta por un plástico también transparente para evitar que se pegue a este por el calor que genera el teléfono con una amplia sonrisa en su rostro. Tomo el aparato entre mis manos fascinada por como se ve y las letras pequeñas que escribió debajo de esta con marcador negro.

Mini

Le regreso el teléfono entusiasmada con la idea de que cargue con mi fotografía a todos lados, pero esa felicidad se esfuma de mi cuerpo cuando veo mi teléfono con el estuche maltratado color negro que compré el mismo día que ese aparato. Hace más de tres años.

—Me gusta como se ve. —le digo mostrando una gran sonrisa.

Mateo asiente recargando su espalda contra la silla al frente mío, tomo la cuchara enfocandome en terminar la sopa que sirvieron hoy en el comedor del instituto para no llegar tarde a la siguiente clase, el pelinegro de pronto chasquea sus dedos captando mi atención, busca algo entre su mochila, del interior de esta saca un libro entre tonos rojos con negro y lo extiende en mi dirección. Limpio mis manos con la servilleta, tomo el libro entre mis manos y lo giro leyendo su título.

Carnival

Miro a Mateo en busca de una respuesta.

—¿Es una historia recién publicada? —indago girando de nuevo el libro para leer la descripción de atrás.

Atrapado en el carnaval, no encuentro salida para escapar a pesar de la marca en mi cuello y haber bebido de la copa de Valdivieso.

Mi cabeza aturdida solo grita "—Bebe ese líquido divino y ensucia tus venas."

Busco la salida de nuevo, pero las luces y la música del pasillo se apagan, su voz de nuevo llama por mí y estoy bien con estos hábitos sucios.

Ellos me dicen "—Seguro que morirás esta noche."

Sin maldita duda, esto es psicopático, pero está bien.

Vuelvo a bailar. Una danza entre la vida y la muerte, las marcas de mi cuerpo hacen que sea difícil salir.

Miro de nuevo a Mateo, él se encuentra sumido en el mundo de su teléfono como para caer en cuenta de que busco una reseña de esta historia porque su descripción me ha dejado enganchada. ¡Es intrigante! ¡alucinante! ¿Es una nueva historia de Kate y yo no me he enterado de la noticia? El sello de su editorial permanece bajo la descripción, como en todas las historias que ella ha escrito, pero esta no me parece su manera de relatar, hay algo distinta en ella.

Abro la primera página encontrando la foto del autor, mis ojos y boca se abren al mismo tiempo, formando una gran circunferencia con ellos observo a Mateo, luego la fotografía del autor y de nuevo a él. Chillo entusiasmada dejando el libro sobre la mesa para levantarme de mi silla, rodearla y saltar sobre la espalda de mi chico besando sus rulos rebeldes.

—¡Eres tú! ¡es tu historia! —grito entusiasmada, me siento realmente feliz de que por fin decidiera firmar la publicación con la editorial de Kate.

No puedo dejar de pensar en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora