Capítulo Cincuenta y Cinco

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Dejo el último centro de mesa en su lugar, observo que los manteles sobre cada una de las mesas se encuentren centrados, luego verifico que los cubiertos estén completos en cada lugar y acomodo las sillas. Poso ambas manos sobre mi cintura soltando una fuerte exhalación mirando cada objeto a mi alrededor. Parece que todo se encuentra listo para después de la misa venir a comer y celebrar el compromiso.

—¿Contastes los recuerdos? —pregunta mamá ingresando a la carpa de tela blanca.

Giro para mirar a mi padre sobre mi hombro, él esta acomodando la mesa dulce y una más pequeña donde va a reposar el enorme pastel de boda en una hora. Limpiando su frente asiente cargando con una canasta en su mano derecha y pasando por mi lado, se la entrega a mamá y ambos, de pie uno junto al otro, abrazamos miran la decoración de la boda de mi hermano mayor. Un miembro de la familia Adams se va a casar y eso ha hecho que el corazón de mamá relovotee enloquecido desde ayer en la noche, la pude escuchar llorar en la noche orgullosa de su bebé.

Sobre los manteles blancos de cada mesa descansa un centro de mesa, una copa de vidrio rellena por un ramo de flores blancas, un par de candelas con aroma a vainilla y la fecha de este momento grabada sobre la superficie de madera que conforma su decoración, en el techo las luces de bombillas doradas cuelgan esperando el gran momento para encenderse, varios pasos lejos se encuentra la pista de baile, la mesa de los casi esposos y la mesa de la comida. Mi área favorita en esta celebración.

Salgo de la carpa escuchando los pasos apresurados de mis padres dentro de la casa y le doy un vistazo final al arco para las fotografías de recuerdo. La estructura es un rectángulo decorado con cortinas blancas, luces de navidad doradas detrás y flores alrededor, también hay un par de sillas alrededor del área fuera de la carpa para pasar el rato al aire libre.

—¡Veronica, tenemos que irnos! —grita mamá desde el interior de mi hogar.

Camino dando pasos cuidadosos por los tacones, con temor a pisar y arruinar el vestido de dama de honor. Miro el cuerpo de mamá cubierto por la tela del vestido color blanco con un estampado floreado, tacones, cabello suelto en ondas, maquillaje que la hace ver más hermosa que de costumbre, pendientes y un collar. Su mano me indica que la siga fuera de casa alegando que solo de esa manera papá va a apresurarse y llegaremos temprano a la iglesia.

Porque debemos hacerlo, ellos como padres y yo como la que va a entregar los anillos con el pequeño Sebastián.

Ambas nos subimos al auto, mamá mira el reloj dorado en su muñeca impaciente, golpea el claxón con la esperanza de que papá salga rápido de casa y lo logra. El hombre vestido de traje negro, zapatillas relucientes, corbata y el pequeño pañuelo en el bolsillo de enfrente de un rojo oscuro, sale apresurado de casa. Miro mi teléfono cuando vibra sobre mi regazo, el nombre de Tyler ilumina la pantalla y respondo poniéndolo en altavoz cuando papá se sube emprendiendo camino a la iglesia.

¿Dónde están? ¡Faltan diez minutos para que la boda comience! Y tu tienes que llevar los anillos. —me reprende molesto, mamá ríe negando y papá se concentra en conducir.

—Estamos llegando.

Y cuelgo la llamada. Seis minutos después aparcamos el auto frente a la iglesia, el auto alquilado por los novios espera en la entrada para la salida triunfal de un matrimonio feliz. No hay vista de los invitados o de la misma pareja, bajo del auto rápidamente seguida de mis padres e ingresando al templo Mateo me detiene con Sebas en sus brazos. Suspiro aliviada cuando los veo, me mantengo a su lado esperando el momento para ingresar juntos, su mano me tira de fuera del templo al lado de las damas de honor, los padrinos de boda, el padre de Tina y ¿dónde está ella? Les muestro una pequeña sonrisa penosa.

No puedo dejar de pensar en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora