Capítulo Diecisiete

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Un nuevo comienzo significan nuevas oportunidades. No lo arruines.

¿¡Ganaste!? —chilla de la emoción Blue comenzando a saltar entusiasmada.

—¡Sí! —chillo de regreso.

¡Te lo mereces amiga! —chilla de nuevo terminando con su celebración para sentarse al lado de Cole—. Realmente eres talentosa y de eso no debes de dudar.

—También ganaste Blue, tu mural de fotos dejo sorprendidos a muchos estudiantes. —le recuerdo riendo.

Ambas son talentosas. —interviene Cole, rodeando con su brazo los hombros de Blue—. En la próxima actividad debes de viajar con Veronica, debes de recibir ese premio con tus propias manos.

Tampoco lo asegures, sera mucho mas complicado ganar. —interviene mi amiga mirando al chico.

Lo aseguro porque es verdad, ¿cierto Veronica? Blue ganará sin lugar a dudas. —asiento de acuerdo, el talento de mi mejor amiga era extraordinario.

Escucho unos suaves golpes en la puerta.

—Debo de colgar, deben de ser los profesores. —me despido sacudiendo mi mano.

Cuidado con no usar protección Veronica. —esa es la última frase de Blue cuando corta la llamada.

Lleva un rato molestando con el tema cuando le comenté que Mateo estaba al lado de mi habitación. ¿Tener ese tipo de intimidad con Mateo? ¿acaso estaba loca? No tenía dentro de mis planes de protección hacia Mateo acostarme con él ni mirarlo sin ropa. Aunque... si el chico era atractivo con ropa, ¿sin ella también seria del mismo modo? Mis mejillas se enrojecen frente a ese pervertido pensamiento y me acerco a abrir la puerta encontrandome con la causa de mis mejillas rojas. Mateo con su cabello húmedo y pijama conformado por ropa ancha, frente a mi puerta con su expresión relajada.

—¿Interrumpo algo? —musita extrañado.

Nop. —no comprendía a que venía su pregunta, pero prefería no cuestionar al respecto.

—Iré a la terraza, por si algún profesor te pregunta donde me encuentro. —informa deslizando una mano su cabello, apartadolo de sus ojos.

—¿A la terraza? ¿puedo acompañarte? —cuestiono, pero sin esperar su respuesta busco las llaves de la habitación, las guardo en mi pantalón y salgo cerrando la puerta.

Mateo me mira divertido, con una expresión que me asegura que por sus pensamientos paso algo similar a "—Veronica no tiene remedio". Observo la ventaja al final del pasillo, los colores comienzan a tornarse anaranjados anunciando el hermoso atardecer que se avecina.

—Vamos, no quiero perderme el atardecer. —sin esperar a una respuesta entrelazo nuestras manos en dirección al ascensor.

Presiono repetidas veces el botón hasta que las puertas se abren y tiro de Mateo dentro de las paredes metálicas, presionando el último botón. La música inunda el silencio entre ambos, me muestro impaciente por el extraño tiempo que se toma el ascensor para llegar al último piso. Las puertas se abren y tiro nuevamente de Mateo fuera para correr hasta el borde de la terraza, suelto su mano, observando la maravilla de atardecer que se extiende sobre nuestras cabezas.

No puedo dejar de pensar en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora