Capítulo Uno

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Dónde dos corazones avanzan en pedazos.

Blue me dio una mirada preocupada y yo la miro sin entender a que venía tal miradilla de lástima. Me lamentaba no lograr leerla como lo hacia en el pasado con Mateo.

-¿Qué pasa? -pregunte estresada de nuestro repentino silencio.

Gira sus ojos celestes y reacomoda su largo cabello rubio antes de hablar. Ambas íbamos de pie en medio del autobús a la espera de que algún asiento quedase libre.

-¿En serio te sientes preparada para verlo de nuevo?

En esta ocasión era yo la que giraba los ojos molesta. Cada inicio a clases ella realizaba la misma pregunta, pensaba que me echaría a llorar como en el siguiente año a mi quinceaños.

-Sí Blue, todos los años me preguntas exactamente lo mismo. -respondí tomando dos asientos desocupados en el autobús. Ella se deja caer a mi lado, sin dejar de mirarme-. Blue, te aseguro que me encuentro bien. Además de ser lo contrario, habría comenzado a llorar hace cinco minutos, ¡viaja en el mismo autobús! -chille señalando con mi barbilla a Mateo.

Ella asiente dándome la razón, conecta sus audífonos y deja caer su cabeza sobre mi hombro, tratando de dormir un poco en lo que resta el viaje. Conecto los audífonos a mi móvil, pongo en aleatorio la música, Moonlight de Agust D resuena eliminando el ruido de las personas y me dejo llevar un poco por mis pensamientos.

Debía de ponerlos en contexto, ¿no? Como supondrán, mi relación con mi mejor amigo había acabado varios días después de mi fiesta de quinceaños, ambos decidimos cortar lazos -bueno, yo había tomado la decisión- y no volver a entanblar conversación. Los días que siguieron a ese trágico día, fueron de lo peor para mí. Lloraba sin parar, mi vida se sentía vacia al no tener a mi lado a aquella persona que siempre me había comprendido, con o sin palabras, lo comparaba con haber perdido una parte importante de mí, Sophie Blue, fue la única de mis pocas amistades que se quedo a mi lado, en ocasiones fue realmente duro para ella, la rechazaba sin motivo, la trataba de la peor manera, pero ella supo comprender que solo era una adolescente con el corazón roto.

Una vez libre del instituto donde había creído superar mi dolor fui libre, pero todo fue oscuro una vez regresamos, lloré por horas en los baños del instituto, comence a faltar y mis notas bajaron considerablemente, pero con el apoyo de Blue, logre superar ese año. Sin duda alguna Blue fue un apoyo incondicional en mi vida. Ahora solo debía de continuar con total normalidad este último año y podría ir a la universidad.

Con respecto a Mateo, el cambio en su personalidad fue notable, sus padres se sorprendieron cuando el niño extrovertido se había transformado a uno introvertido. No hablaba con nadie en el instituto, mucho menos con sus padres, nadie sabia que sucedía realmente con él y yo... me afectaba aún más saber que sufría en silencio por mi culpa. Me fue fácil percatarme de ello.

En la actualidad, esa habilidad de leerlo quedo en el pasado, eran pocas las ocasiones en donde lograba hacerlo y probablemente él pensaba lo mismo de mí o tal vez no.

Quite mi mirada del camino para mirar a Mateo. Era alto, con mi poca altura apenas era capaz de llegarle a los hombros, su mirada oscura se volvió intimidante, piel un poco bronceada, cabello negro el cuál dejaba crecer un poco provocando unos cuantos rizos y que le cubriese un poco los ojos. Todo en él era un enigma, atraía la mirada de cualquier chica a donde fuera, ni hablar de su genial modo de vestir. En esta ocasión llevaba unos jeans negros, tennis del mismo color, una camisa negra con sus bordes dentro del pantalón, como último detalle un cinturón que le daba eso especial a su atuendo y su mochila de cuero negro colgando desde su hombro.

No puedo dejar de pensar en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora