Capítulo Cuarenta y Ocho

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Escucho las voces de mis padres en la cocina hablando por teléfono con Tyler sobre Sebastián que esta dormido sobre mi cama, me siento frente al escritorio encendiendo la computadora e ingresando directamente a YouTube. Mi dosis diaria de energía y felicidad se basa únicamente en BTS. ¿Qué puedo decir? Sus sonrisas me hacen sonreír, me puedo reír con ellos sin saber que dicen, porque el idioma no es una barrera para el amor y dedicación que dan día a día, ese que me motiva a luchar por mis sueños.

No es un misterio que mi vida universitaria puede llegar a ser un desastre, quiero apoyar a los escritores editando sus obras, pero ¿puedo hacer algo más? Aprender más cosas y temas, ¿qué otro tipo de actividades me gusta hacer sin sentir el tiempo correr con lentitud? A parte de ver a los chicos y comer, no tengo nada. Estoy en blanco.

Abro una libreta de apuntes que se encuentra sobre el escritorio, tomo un bolígrafo y en el buscador de YouTube escribo el nombre de la canción que quiero escuchar. La reconfortante melodía de Magic Shop inunda con suavidad la habitación y mantengo el volumen a un alto considerable para no interrumpir el sueño del pequeño.

¿Cuáles son mis planes luego de graduarme? ¿Quedarme en casa? ¿Aplicar para los exámenes de admisión de la universidad? Sin duda alguna es tarde considerando que estamos iniciando septiembre. Suspiro concentrando mi mirada en la pantalla de la computadora. Me enfoque tanto en mí misma que ahora tengo miedo de no seguir adelante y quedarme estancada.

—Ey, ¿por qué esa cara? —salto sobre la silla la escuchar la voz de papá.

Giro a mirarlo, se encuentra apoyado en el umbral de la puerta mirándome con una expresión curiosa. Niego restandole importancia y pausando lo que queda de Magic Shop.

—Solo pensaba en mi futuro. —respondo mirando la hoja en blanco.

—¿Tienes algún plan? —me pregunta ingresando a la habitación y sentándose a los pies de la cama.

—No realmente.

—No tengas miedo. —me mira con una pequeña sonrisa antes de señalar con su barbilla la computadora—. Siempre que pones esa canción es porque te sientes insegura o triste.

—Me da miedo el futuro... —reconozco en un susurro bajo.

—¿Tienes miedo de no ir a una universidad como todos tus compañeros? —asiento— ¿tienes miedo de no tener otras opciones de estudio? —vuelvo a asentir desanimada— ¿temes no saber que hacer si no estudias? —asiento— Entonces te estas preocupando por tonterías pequeña.

—Es importante papá. —le digo confundida por su respuesta.

—No lo entiendes Vero. Todos van a un ritmo distinto, puede parecer que unos van a un ritmo más rápido como algunos otros a uno más lento porque están buscando el camino correcto para alcanzar sus sueños. —papá se levanta de la cama y se acerca hasta tomar mi mano entre las suyas—. No se trata de que tan rápido vayas sino de que tan decidida emprendas el camino hacia tus metas.

—Entonces, ¿no se molestaran si me quedo un año en casa o voy a estudiar? —pregunto con tono de niña pequeña y asustada.

—No, te apoyaremos. —papá acaricia mi mano y se aleja caminando hacia la puerta.

—Muchas gracias por el consejo papá.

No puedo dejar de pensar en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora