Capítulo Once

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¿Felicidad?

Con las personas indicadas era más que eso.

Mire a Blue con total detenidamento, alzando mi ceja divertida en su dirección y luego a su madre, para terminar plantando una sonrisa de suficiencia en dirección a la hermana menor de Blue, Dina.

—Toma la carta. —musite conociendo el juego de cartas que poseía.

Blue no responde y aparta sus ojos de los míos para plantarlos sobre la pequeña Dina —no tan pequeña ya que tienen 15 años—. Ambas hacen una rápida jugada, intercambiando cartas entre las suyas, luego las que permanecen sobre la mesa, pero mis ojos no pasan por alto la jugada en donde Dina le pasa a Blue el as que le falta.

—¡Contra juego! —grito en cuanto Blue tiene la carta dentro de su juego.

—¡Ganamos! —se levanta su madre, celebrando con muecas chistosas a sus dos hijas perdedoras.

—¡Deja de hacer lo que haces! —chilla Dina, molesta al perder por quinta vez.

—Yo no hago nada. —respondo inocente y siento el golpe de Blue contra mi brazo divertida.

—En ese caso, ¡pido cambio de pareja! Blue es muy mala para este juego. —Dina se cruza de brazos, manteniendo su frente en alto.

—¡Oye! No es mi culpa que no sepas reconocer entre mi ceja alzada y mis labios fruncidos. —se queja la mayor ofendida.

—Veronica no le hizo ni una sola mueca a mamá. —Dina, nos mira con sus grandes ojos azules muy ofendida.

—Porque mamá solo se dedica a rellenar el espacio, ella no sabe sobre el juego. —musita Blue a mi lado, con tal de que solo yo la escuche.

—Cuida esa boca Sophie. —su madre se dirige a la cocina.

—Lo sientooo. —suelta alargando la o.

Me encontraba en casa de Blue para hacer una noche de chicas en su habitación, ya que ella no deseaba dejarme en soledad cuando estaba deprimida por las miradas de los estudiantes y sus comentarios que en ocasiones no eran para nada disimulados, todo lo contrario. Ella ha hecho todo lo posible por mejorar mi humor y lo ha logrado, realmente estaba agradecida por su esfuerzo al cuidarme.

Su padre aparece por la puerta principal cargando con una gaseosa y dos cajas grandes de pizza.

—Veronica, es un gusto volver a verte. —me saluda, caminando directo a la cocina.

—Lo mismo digo señor.

—¡Hora de comer! —grita Dina, haciendo a un lado las cartas.

Blue se acerca dejando los vasos sobre la mesa y me tiende la coca cola para servir un poco de ella, Dina por su parte se acerca con los platos y su madre procede a dejar dos trozos en cada uno de los platos. El padre de Blue se sienta a la cabecera de la mesa y me agradece cuando le acerco su vaso, me dejo caer al lado de Blue con su hermana al frente.

La cena pasa rápido entre risas, anécdotas sobre el pasado de los padres de mi mejor amiga, bromas y un resumen de lo sucedido hasta el momento en nuestras vidas escolares. Durante la charla, caigo en cuenta que ha sucedido demasiado para ser solo el comienzo del año escolar, ¿sería igual de intenso lo que queda del año? Realmente la idea de seguir viviendo dramas no me agradaba nada, pero también me generaba curiosidad conocer que estaba marcado en nuestro futuro.

No puedo dejar de pensar en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora