Bullying

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Estaba yendo a buscar a Caleb al colegio mientras iba escuchando y cantado One Direction "End of the Day".

Estaba de buen humor ya que hoy por fin me digne a llamar a Luke, el psicólogo que conocí en la fiesta de Kara, y saqué un turno para dentro de una semana. Creo que ya era hora para relajarme un poco.

Llegue a la escuela, estacione el auto, me puse mis anteojos de sol, y baje. Cuando me dirigí a su aula, Caleb no estaba y la maestra me dijo que estaba en dirección. Mierda.

Fue corriendo hacia allí y apenas divisé a mi hijo a la distancia, él corrió hacia mi. Lo abrace y al notar que mi remera se mojaba me di cuenta que estaba llorando. Lo aleje de mi y vi que tenía demasiado raspado el pómulo izquierdo.

- Cariño ¿que te paso?

- Quiero ir con papi.- dijo entre llanto. Me helé en el lugar. No había chance de que suceda.

Vi por detrás del hombro de Caleb al director esperándome en la puerta de su despacho.

- Ven, Cal- tome su mano y lo senté en la sala de espera de la dirección. - Espérame aquí, ya vuelvo.

Entre a la dirección para que el director me explicara lo qué pasó.

- Buenas tardes señorita Lee, tome asiento por favor.

Me senté donde me indicó y el al frente.

- Sea rápido por favor. Quiero volver a casa con mi hijo.

- Por supuesto. Seguramente Caleb le contara en detalle lo qué pasó pero por el momento sólo sabemos que dos niños más grandes le pegaron en el recreo. Ya han sido castigados y suspendidos. Ahora la dejo para que vuelva a casa con Caleb. Le hablaré por cualquier novedad.

- muchísimas Gracias. - me di media vuelta y me fui alzando a Caleb en brazos. Se que debería haber preguntado más pero de verdad quería llevarlo a casa así estaba más tranquilo.

- Mami quiero ir con papá.

- con Romeo.

- Si. Mi papá.

- No creo que vayamos...

- quiero ir ya mamá. - empezó a llorar en mi hombro y maldecí en mi mente.

- ¿No me quieres contar qué pasó cariño? - le pregunte una vez que entramos al auto.

- ¡No! ¡Quiero ir con mi papá!- grito llorando.

Nunca había llorado así. Fue peor que la vez que Romeo no volvió más a casa. Me mataba verlo así y por maldito impulso, antes de darme cuenta ya estaba en el portón de la casa de Romeo.

Toque el timbre mientras cargaba a Caleb, quien lloraba sobre mi hombro.

- ¿Si?

- Soy Sarah, ábreme.

- Pero...- empezó confuso.

- Ya.

Me habilito para poder abrir la puerta y eso hice. No se si era porque baje mucho de peso o porque Caleb pesaba más, pero me costaba muchísimo cargarlo.

Romeo salió por la puerta de la cocina y al verme con Caleb, su rostro se transformó a pura preocupación. Baje a Caleb al piso y fue corriendo directamente hacia Romeo. Seguía llorando en su hombro.

Me acerque a ellos y Romeo me miró de manera interrogatoria. Negué con mi cabeza.

- Enano, ¿quieres que vayamos adentro?

Mi hijo solo asintió mientras escondía su pequeño rostro entre el cuello y el hombro de Romeo.

Romeo y Caleb entraron seguidos por mi.

Perfecto desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora