Sangre

757 37 2
                                    

Romeo se había ido en tour hace ya dos meses y lo extrañábamos como nunca: Caleb, Thor y yo. Literalmente que Cal me preguntaba cada día cuando volvería Romeo y tenía que esperar cuatro meses más. Mientras tanto, yo lo veía todas las noches en vivo, cada concierto.

Si preguntan por mi panza, esta inmensa para estar de cinco meses. Parece que estoy a punto de parir literalmente. Ahora estoy volviendo de dejar a Caleb en el colegio.

La otra vez volvió golpeado nuevamente y volví a hablar con el director: sino echaba o suspendía a los niños, sacaría a Caleb del colegio.

Estaba cantando una canción llamada Cruel Summer de Taylor Swift que estaban pasando por la radio. Hablando de música, mi álbum salió hace dos meses y es el octavo álbum más reproducido en Spotify. No podía estar más agradecida.

Llegue a casa y baje lentamente. Con tanto peso extra encima y todavía sin la fuerza suficiente, tardaba en hacer todo el doble. De camino compré un par de donas ya que me agarro un fuerte antojo.

Paso al patio delantero y Justo cuando estoy cerrando la puerta al lado del portón, una mano se cuela. Mi cuerpo se pone alerta. La abro lentamente y un señor desaliñado alrededor de los 50 está allí parado.

Trato de esconder mi temor y extrañeza.

- ¿Necesita algo? - le pregunto amablemente.

- Ya sabes lo que necesito - contestó con un acento británico.

- ¿disculpe? No se de lo que está hablando.

- La heroina y el dinero.

Abrí los ojos sorprendida y me corazón comenzó a latir desesperadamente.

- No tengo nada de eso señor.

- No mientas. Jack me dijo que viniera aquí por la maldita droga y el dinero. No me iré sin eso.

- Jack le está mintiendo. Me menciono a mí porque es mi ex novio y me detesta. Le juro que no tengo nada.

Miró por mi espalda hacia la casa y segundos después, abrió los ojos sorprendido y sonrió con malicia.

- Tu eres la que está con Romeo. - soltó y me helé.

- Si.

- Escuché que esperaba hijos - dijo refiriéndose a mi panza.

- ¿conoce a Romeo?

- Soy el padre, imbecil.

Me helé. No tenía nada de parecido a Romeo.

- Oh, mucho gusto.

- Escuché que también eres música - suelta y yo asentí - significa que tienes dinero.

Ya no podía hablar ni siquiera.

- Dame la droga y el maldito dinero.

- Le puedo dar dinero pero le juro que de droga no tengo nada.

Estaría marcando al número de los guardaespaldas sino fuera porque deje el maldito teléfono en el auto.

Perfecto desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora