ꜥꜤ Capítulo❛ III

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"Por favor, por favor", esas palabras se grababan en medio del interludio silencioso de esa cabaña a mitad de un bosque y la niña de rizos había dejado de jugar hace algún tiempo con sus ojos presos en el panorama lluvioso del exterior que le enseñaba la ventana.

Ella no evitaba pensar que cuándo su mamá se mantenía lejos las cosas eran más brillantes a sus ojos, los días eran soleados, podía visitar al ave de curioso color rojo, recoger frutos en el descampado con su progenitor y luego recibir su deliciosa porción de tarta de naranjas hecha a manos del mismo.

Sin embargo fue en esos tiempos que la pequeña de cinco años empezaba a entender que no todos los momentos eran coloridos y algunos debían ser grises para devolver la luz al día siguiente. Quizás no todo tenía que ser bueno siempre y las ocasiones donde todo se plantaban en un silencio ensordecedor serían los segundos en qué algún cazador esperaba atravesar con sus armas el cuerpo de algún animal. Y no era la primera vez que la pasaba sola el resto de las horas de sus días, pero al final de todo para está niña lo único que menos importaba era lo que ocurría detrás de la puerta que se encontraba frente a su habitación cruzando el pasillo y admiró con atención su imágen reflejada en el espejo ante ella con la inmensa sombra a sus espaldas oscureciendo sus facciones.








 Y no era la primera vez que la pasaba sola el resto de las horas de sus días, pero al final de todo para está niña lo único que menos importaba era lo que ocurría detrás de la puerta que se encontraba frente a su habitación cruzando el pasillo y ...

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KINGSLAYER
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CAPÍTULO TRES:

QUIÉN FUERA EN ESE MUNDO







QUIÉN FUERA EN ESE MUNDO

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Los ojos avellanas de la joven se mantenía ausentes de todo el ruido en su entorno menos del libro que sostenía perezosamente en su mano izquierda, mientras unos jadeos eran oídos de su cercana compañía que boqueaba como pez fuera del agua y a los segundos también presionaba sus dientes como un animal feroz insistente sin dar el brazo a torcer por la hogaza de pan que balanceaba la mano derecha de la rizada castaña aparentemente distraída de todo. Sasha Blouse soltó un lastimero quejido al nuevamente fallar en obtener esa masa horneada que hacía a su estómago cosquillear a pesar de haber terminado de cenar recientemente.

𝐊𝐈𝐍𝐆𝐒𝐋𝐀𝐘𝐄𝐑 ━━𝐞𝐫𝐞𝐧 𝐣𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora