Los miedos que callamos al mundo pueden llegar a ser demasiado crueles, susurrando a sus oídos incansablemente, una y otra vez, hasta que finalmente peleas contra todos, quieres detener ésto y lo único que te impide estallar, gritarlo a los cuatro vientos es ese mismo y maligno temor. Uno de los demonios más fieles que todo ser humano conoce siempre en su vida. Uno que siempre golpeaba, rasguñaba y gruñía en la mente de ella para atrapar su atención, para verla caerse más pronto. Feyre podía sentirlo justo ahora queriendo invadirla otra vez y ella se mantenía impune, sin voltear aún a pesar de los cientos de susurros colándose sobre sus hombros, algo hablándole a sus espaldas para que volteara a ver. Feyre observó delante de si y sabía que ésto solo podía ser otra pesadilla. Sin embargo mientras esperaba encontrarse con el fantasma de su madre, los recuerdos más dolorosos o sustituir el daño con los llantos por la memoria de su padre, nada de eso sucedía.
Un espejo de cuerpo completo era lo único que se mantenía constante delante de su figura y su mente le reveló aquel objetó cómo familiar, no era la primera vez que se situaba frente a ésto, también fue así cuándo su hogar aún vivía y mientras sus padres discutían ella se colaba a su habitación en secreto con una puerta que no alcanzaba a cerrar por su pequeña estatura. La castaña hablaba y jugaba en ese cuarto, con un amplió espejo que le devolvía siempre la mirada cómo un objetó mundano más en la habitación. Feyre habría imaginado muchas historias viéndose de protagonista ante ese espejo, tratando de crear o imitar cuentos así tan increíbles como los de su figura paterna. Pero ella ya no podía recordarlos, las disputas, voces altas gritando o los pasos apresurados eran todo lo que ahora sonaba en su cabeza.
La joven Drossel una vez más intentó descubrir lo que observaba en si misma cuándo la mirada que el reflejo del espejo le devolvía era vacía, sin emociones y sería, aunque podría jurar que ella expresaba inquietud, confusión o todo menos unas facciones frías de sentimientos.
Un nuevo golpeó alcanzó a ser perseverante cuándo ya no fue capaz de escuchar más los extraños susurros, la voz del miedo. Unos golpes que subían y bajaban de intensidad, Feyre lo identificó cómo alguien golpeando incesante una puerta de madera pidiendo entrar. Otra vez. Su respuesta nula era lo único que conseguía atinar hacer bien en esa mar oscura de su mente. Junto a los golpes interrumpiendo el silenció de ese espació penumbroso, Feyre miraba el reflejó de si misma con un temple que intentó copiar su reflejó. Absurdo segundos después le pareció descubrirse que ahora ella imitará un espejo. No cabía lógica o sensatez, ni pies o cabeza en ese escenario de un sueño que la despertaría agitada por escapar de la desesperante imágen, airosa de los nervios y ansiedad con el corazón latiendo tan fuerte que tan solo temeria dejar de sentirlo alguna vez.
Ella admiró una eternidad en constante ritmo de esos golpes en su lejanía acompañando los latidos en su pecho hasta que sus ojos avellanas con motas grises al borde de sus iris se tiñeron de una tonalidad celeste y sus rasgos neutrales en el espejo que parecían distantes a todo cambiaron bruscamente proyectando una mueca de pánico, una mirada sumergida en el más puro horror y su boca se abrió para soltar un gritó atronador que Feyre no logró escuchar, tan solo observó el espejo quebrarse en inumerables grietas de repente perdiendo el reflejo de su imagen. Los fragmentos del espejo le enseñaron los retazos de una imágen distinta que la impresionaron.
Un hombre desconocido gritando antes de ser devorado y lo más espantoso era que Feyre podía verse a si misma como si ella fuese la razón del profundo miedo en él, cómo si fuera ella quién lo devoraba.
Al abrir los ojos una vez más para encontrarse solo con el oscuro techo de piedra del lugar que tenía para descansar cómo una habitación —por ignorar la pared de barrotes de hierro a su derecha— ella sintió emerger la necesidad de retirarse de esa rígida superficie que era su cama como si se tratará de fuego. La castaña se colocó de pie y respiró rápidamente escuchando las feroces palpitaciones de ese órgano vital zumbando a través de sus oídos hasta darle vueltas en la cabeza. Cerrando los orbes todavía podía ver la imágen de ese desconocido gritando aterrado y que le devolvía la mirada, viéndola igual que a un demonio horrible.
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𝐊𝐈𝐍𝐆𝐒𝐋𝐀𝐘𝐄𝐑 ━━𝐞𝐫𝐞𝐧 𝐣𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫
FanfictionK.S. eren jaeger ࿐ ࿔*:・゚ Para los que luchan por ella, la vida tiene un sabor que los temerosos nunca conocerán. Y la muerte no es la mayor perdida en la vida. La mayor perdida es lo que muere dentro de nosotros mientras vivimos. »shingeki no ky...