CAPITULO 2

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El camino se hizo largo. Yo seguía teniendo el presentimiento de que lo conseguiría, de que por fin le podría mirar a la cara sin ponerme colorada.

Tras dos horas y media de viaje llegamos. Bajamos del autobús con nuestras maletas y nos reunimos en la pista.

–Este lugar es fantástico, ¿no creéis chicas? –dijo Yessica acercándose a nosotras.

Yessica es otra de mis mejores amigas.

–Sí, es genial, excepto porque tengo el culo plano de ese tanto tiempo sentada y porque apuesto lo que sea a que no hay cobertura en este lugar –saqué mi móvil para comprobarlo–. Como decía, ni una raya.

–Mira el lado bueno, solo han potado dos personas y estaban lo suficientemente lejos como para que el olor no llegara a donde nosotras estábamos sentadas –dijo Claudia riendo.

Reí al recordar nuestra excursión de fin de curso de hace 5 años, el viaje de ida fue una completa locura.

Mis amigas y yo nos giramos al escuchar unos neumáticos frenar contra el asfalto. Los de Albacete habían llegado.

Los veinte chicos y chicas empezaron a bajar del autobús, cuando todos estuvieron en la pista comenzamos a examinar el panorama.

–Ostia, mira aquel chico de la sudadera azul, es guapísimo –dijo Natalia.

–¿Y que me dices de aquel rubio? Esta buenísimo –respondió Yessica con entusiasmo.

–Joder, el de la maleta verde está que arde –Claudia pasó su mano por la frente haciendo como si aquel chico la hubiera hecho sudar.

Yo me reía de cada uno de sus comentarios, me hacía gracia verlas tan alteradas.

Seguía observando la escena, mis ojos se posaron en un chico, era moreno, alto y musculoso. Decidí no decir nada a mis amigas que seguían embobadas, sabía que sí se enteraban me obligarían hablar con él, soy bastante tímida.

Seguía mirándole. El chico de los ojos verdes giró su cabeza y me miró, sí, me miró y sonrió. Era una de las sonrisas mas bonitas su había visto nunca. Me sonrojé y miré hacia otra parte.

No me atrevía a volver a mirarle, me daba mucha vergüenza.

–¿Y a ti cual te gusta, ___? –me preguntó Natalia.

No sabia si contárselo.

–Emm...yo...

Uno de los monitores intentó llamar nuestra atención para que le escucháramos.

"Uff, de la que me he librado" –pensé.

–Escucharme todos, por favor –habló el monitor–, antes de nada, bienvenidos al campamento El Claro –comenzamos a aplaudir–, quería decirles que las cabañas serán de 8 personas, podrán ser mixtas, y nos gustaría que os juntárais con los chicos de Albacete –miré a los recién llegados, el chico ese me estaba mirando–, disfrutar y pasaroslo muy bien.

El monitor se alejó y yo empecé a ponerme nerviosa, aún notaba la mirada del chico de la preciosa sonrisa en mi espalda.

Decidí tirarme para comprobar si era cierto que seguía mirándome y... mierda, se dirigía hacia nosotras.

Contigo Aprendí Lo Que Es Amar [Dylan O'Brien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora