Las brisas gélidas acariciaban la cara de Lexicatos, venían de la ciudadela, el reflejo de la luz que emana la ciudad, era lo suficientemente fuerte para apreciarse en el cielo.
Él elfo, mira a Frida, brillando en el firmamento. Se veía tan hermosa como siempre, su luz cubría al hijo de la sacerdotisa, haciendo que el poder único de los elfos de la noche, salga a la luz.
Él chico se vuelve invisible; los elfos nocturnos pueden volverse invisibles, siempre y cuando Frida este brillando en el cielo. Este es el mayor regalo que les ha dado su Diosa lunar, todos y cada uno de los elfos, pueden hacer uso de esta habilidad, siempre y cuando la entrenen con anterioridad. Lexicatos entreno esta técnica durante sus años de estudios.
Él elfo se acerca a la entrada, tratando de no hacer ningún ruido, ya que si era cierto que era transparente, eso no evitaba que el sonido de sus pasos no se escuchara.
Acercándose la puerta principal, él elfo divisa a dos guardias, custodiando la misma. La puerta era muy amplia y alta, hecha de piedra, y la seguía una gran muralla hecha del mismo material; esta es mucho más alta que la puerta.
Al parecer ese gran muro, rodea la ciudadela, evitando que sea presa fácil, ante algún tipo de ataque. Él hijo de la sacerdotisa, atraviesa sin percances, la guardia de los dos vigilantes. Sube hasta el techo de una casa; o eso es lo que parecía ser.
Lexicatos mira la ciudad, hasta donde su vista se lo permite. Había sabens yendo y viniendo en todas direcciones, y de todas las edades. La ciudadela tenía una ambientación y decorado, muy distinta a su ciudad.
Hay esferas de luz en todas las direcciones, mantenían la ciudad iluminada y al parecer, también eran las responsables del reflejo que Lexicatos había visto antes.
Las edificaciones son muy extrañas, ramas, piedra, arena eran algunos tipos de materiales que él joven, podía reconocer. Todas están unidas de manera marmoleada; dándole un aspecto muy extraño a la estructura.
Casi todas las edificaciones que él hijo de la sacerdotisa alcanzaba a ver, eran cuadriculadas o en forma de cono.
Mientras Lexicatos veía los alrededores, de repente siente una presión inmensa, que provenía del centro de la ciudad. Un escalofrío baja por su columna vertebral, mientras volteaba al lugar antes mencionado.
Cuando sus ojos se posan en su destino, siente como si le estuvieran arrancando el alma del cuerpo, una presión en el pecho que casi no le permitía respirar, se hace presente, por poco pierde el control de su técnica de camuflaje.
Él elfo pierde el equilibrio, mientras su rodilla izquierda, cae hincada en el techo de piedra. Jadeante y en búsqueda desesperada por aire, siente como todo su cuerpo empieza a temblar de manera descontrolada.Un miedo terrorífico y demoniaco, se adentra hasta en la más pequeña fibra de su ser.
¿Qué me está pasando? Pensaba él elfo, mientras miraba el centro de la ciudadela, en el horizonte, con pavor en sus ojos.
¡Tienes que calmarte!... ¡Tienes que calmarte! Pensó desesperadamente, mientras trataba de volver a sus cabales. ¿Pero qué estaba pasando? Esta sensación, lo tomo totalmente por sorpresa. En ese momento, el hijo de la sacerdotisa, recordó aquellas palabras que habían pronunciado, el equipo que había investigado antes de él.
“Una sensación indescriptible”, esa fueron sus palabras. Respira… respira hondo… y trata de calmarte.
Lexicatos, siguiendo su propio consejo, encuentra la manera de calmarse. Aunque la sensación terrorífica, seguía presente en el ambiente cada vez que veía su destino, esta se volvía mucho más fácil de manejar.
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Alejandría- El origen de los guerreros {En creación}
Science FictionDesde el principio de los tiempos, la oscuridad y la luz han peleado. Con el paso de los milenios han evolucionado. Han conseguido huéspedes para seguir su pelea interminable, pero por primera vez la oscuridad ha encontrado al próximo huésped de la...