Holver se queda perplejo, no podía creerlo, su amigo estaba pidiéndole que lo matara, ¿Por qué? Él nunca pediría algo como eso. Lexicatos era alegre, optimista y bastante fuerte, era imposible que le estuviera pidiendo tal cosa.—¿Qué dices? Sabes que no puedo hacer...
—¡Solo mátame!— grito suplicante él chico entre sollozos— prefiero que me mates, a que me dejes otra vez con ese monstruo que tienes por reina.
Zhandrys le hizo esto pensaba él sabens aterrorizado al aceptar la terrible verdad, su hermosa y amada reina le había hecho esto a su amigo, ¿Pero por qué? ¿Por qué llegaría hasta estos extremos?
—Si no vas a matarme, lárgate— ordeno él elfo con aquella voz quebrada y despojada de toda valentía.
—Pero... Lexicatos.
—¡Lárgate!— interrumpió el hijo de la sacerdotisa.
Las lágrimas empezaban a brotar de los ojos de Holver, al escuchar esos gritos llenos de impotencia, dolor, frustración y miedo. El rostro de ese chico estaba tan hundido en la desesperanza que era mejor para él, estar solo que con alguien que pudiera hacerle daño de nuevo, fuera lo que fuera que le había hecho la reina, había quebrado totalmente a lo que fue una vez, un valeroso elfo misionero.
Él sabens veía ese rostro inundado en lágrimas, mientras sentía que las suyas bajaban por sus mejillas.
Lexicatos... lo siento... de verdad... lo siento tanto.
Encarando al suelo, Holver pone gentilmente la mano derecha en el abdomen de su amigo, en ese momento descarga una honda de energía que recorre el cuerpo del hijo de la sacerdotisa, el cual queda inconsciente.
—Lo siento... de verdad— decía él chico mientras sus lágrimas humedecían más el piso de aquella habitación, acto seguido él joven se pone de pie, mientras se estrujaba los ojos para después salir del lugar.
Poco después se encontraba en los jardines delanteros, apreciando una de las hermosas esculturas de piedra de su inmaculada reina.
¿A quién se supone que tengo que creer? Por un lado, Lexicatos dijo que Zhandrys estaba haciendo tratos con ese Dios... la verdad ya no sé si es un Dios. Los poderes que posee son extraordinarios, pero la naturaleza de esos poderes no lo es, emanan miedo, terror y oscuridad. La reina dijo que los elfos nos han traicionado, y declarado proclamado una guerra contra ellos, lo peor es que los demás han aceptado la guerra como si nada. Sé que la reina nunca se ha equivocado, pero cada fibra de mi ser me dice que algo aquí está muy mal.
Soltando un suspiro de impotencia, él sabens dirige su mirada al oscuro cielo de la noche, el cual rebosaba de estrellas brillantes que adornaban el firmamento de manera sublime. Mientras su mirada vagaba por los cuerpos celestes, un recuerdo invadió su mente como olas rompiendo en las rocas.
Lexicatos dijo que podía correr en cualquier dirección, y vería que el cielo estaría de un color inusual por la presión que está ejerciendo esa entidad en nuestro ecosistema.
Holver vuelve a ver la estatua de la reina.
De esa manera sabré quien está diciendo la verdad.
Pensaba él sabens, para después esfumarse en la oscuridad.
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La noche había sido horrible, el frio congelaba hasta los huesos, los abrigos realmente no ayudaban mucho, ya que las bajas temperaturas se sentían dentro de las telas de cuero. Los jóvenes hicieron turnos de vigilia, hasta el amanecer, el cual se alzaba sobre las montañas, como la luz más hermosa a los ojos de Krall, el paso realmente era hermoso; dejando de lado sus temperaturas agobiantes.
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Alejandría- El origen de los guerreros {En creación}
Science FictionDesde el principio de los tiempos, la oscuridad y la luz han peleado. Con el paso de los milenios han evolucionado. Han conseguido huéspedes para seguir su pelea interminable, pero por primera vez la oscuridad ha encontrado al próximo huésped de la...