Prólogo

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En un pequeña ciudad llamada Puerto Ayacucho. Se encontraban ocho chicos y una chica. Como cualquier grupo de jóvenes entre la edad de dieciséis  a veintiún años, se encontraban jugando, charlando en alguna de las tantas calles de esa pequeña ciudad. De repente se rompe el tejido de la realidad delante del grupo.

Un portal circular del cual emergen dos sombras... una de ellas media aproximadamente 1.93 metros de alto, con una capucha que no dejaba ver bien su cara y un abrigo de cuero manga larga muy grueso de color gris opaco, con unas botas que llegaban hasta las rodillas de color negro, con un diseño de espiral que sube desde la base hasta el filo superior; en el torso de esa figura encapuchada se dejaba ver un peto del mismo color que las botas. Sus manos era la única parte que ese abrigo tan grueso dejaba ver, estaban un poco hinchadas.

Los chicos se miran las caras entre ellos sumamente sorprendidos, ninguno de ellos tenía la idea de lo que esta pasando.

La figura encapuchada le dice a lo que parece ser su oponente —¡Lo he logrado! ¡He podido abrir el portal al mundo correcto!

Por otra parte, el individuo frente a la figura encapuchada, no parecía ser tan lúgubre. Medía 1.99 metros, tenía unas botas muy parecidas a su oponente pero de color azul marino, llevaba unos pantalones de cuero, color marrón con una cota de malla bastante ajustada que le cubría hasta los hombros, la cual dejaba ver sus músculos bien tonificados; tenía el pelo largo de color negro, recogido hacia atrás con una especie de liga, sus ojos eran de color negro y la piel que dejaba ver su atuendo tenía un color rosado muy pálido.

Ambas figuras parecían estar muy golpeadas y sus atuendos sucios y maltratados.

La figura de la cota de malla mira a su alrededor un poco confundido—¿Por que este lugar?

Esa figura tan lúgubre sonríe de forma maliciosa y burlona mientras voltea a ver el grupo de jóvenes — es la voluntad de mi señor matar al siguiente elegido por la luz.

La figura de la cota de malla fulmina a su oponente con la mirada, dejando en claro que estaba furioso por lo que acababa de decir—¡Haz abierto un portal entre dimensiones y quieres matar al siguiente elegido!...—  repentinamente su enojo lo controla y empieza a gritar — ¡NO TIENES SUFICIENTE CON LOS CRÍMENES QUE HAS COMETIDO!

Esa figura encapuchada encara nuevamente a su oponente con un brillo en sus ojos y una sonrrisa que dejaba ver una alegría muy retorcida —No me hables como si sintiera algo de lo que he hecho.

Dejando que escapar una lágrima de sus ojos—Y pensar que una vez fuimos hermanos— tras decir esto se limpia su mojada mejilla. Cierra los ojos como si estuviera recordando algo— ¡No dejaré que asesines al elegido!

Esbozando una sonrrisa ese personaje encapuchado responde—Eso ya lo veremos.

En un parpadeo, esa figura siniestra se poza a la espalda del uno de los chicos, desenfunda un cuchillo de su pierna izquierda, el cual estaba tapando el abrigo.

Oliver que tenía dieciséis años hubiera muerto en ese instante de no ser por aquel que le estaba haciendo frente, el cual se interpuso justo a tiempo y empujo a Oliver para que no fuera lastimado.

Esa figura que aparentaba ser un hombre le lanza un gancho con el brazo izquierdo a su enemigo, el cual lo bloquea con el antebrazo derecho, y consecutivamente responde con un gancho el cual es lanzado con su brazo izquierdo. De un momento a otro esas entidades tan veloces a los ojos de los chicos están peleando entre el grupo, de una manera que no parece humana.

Ya que se movían muy rápido para serlo.

Los jóvenes al contemplar ese escenario tan increíble y espantoso empiezan a correr por sus vidas y hacían bien, ya que una de esas entidades que estaba claro que no eran humanas, quería a uno de ellos muerto.

Alejandría- El origen de los guerreros {En creación}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora