Es lo peor que podía pasar, han descubierto a Lexicatos, las manos le temblaban al pobre elfo, mientras que veía aquellos ojos iracundos.Él chico se obliga a salir de su trance, rápidamente se pone de pie. En ese momento, ve como el árbol se le venía encima, gracias a sus reflejos, da un salto hacia atrás y lo esquiva, sin recibir ningún daño.
El hijo de la sacerdotisa, dirige la mirada hacia Zhandrys, quien lo veía como si quisiera destriparlo.
Unos segundos después, él elfo no puede seguir manteniendo la mirada, y empieza a correr hacia la muralla de arbustos, pero no logra avanzar ni diez metros, cuando cuatros rescatistas lo rodean, cubriendo los puntos cardinales.
Lexicatos se detiene en seco, su cuerpo le responde a la perfección. Ha dejado de temblar, pero la sensación tan terrorífica y demoniaca seguía presente en cada inalada de aire. Jadeando, nervioso, asustado… y una gran cantidad de otras emociones mescladas, lo tenían al pendiente de cada detalle.
De repente, escucha una risa malévola de una mujer, acercándose. Al girar, para ver de quien se trataba, ve a la reina de los sabens caminando en su dirección, con una sonrrisa dibujada en su rostro.
— ¿Creíste que saldrías de aquí con vida?— pregunto la bella reina, manteniéndose a una cierta distancia de sus hombres.
— ¡¿Estás viendo lo que has hecho?!— le grito el hijo de la sacerdotisa en respuesta— ¡Esa cosa desprende un poder inmenso y demoniaco!
—Cualidades perfectas para un Dios, ¿No crees?
Lexicatos la mira fijamente, mientras articula— eso no es un Dios. Es un demonio, que quiere acabar con la vida de Alejandría.
La reina ríe sin tapujos, para después asegurar— solo la que es indigna, como ustedes. ¡Atrápenlo!— ordeno Zhandrys, mientras señalaba al intruso.
Él elfo nota que todos los rescatistas se disponen a atacar, en ese instante, lanza una bola de fuego al suelo pastoso, que estaba delante del guardia que tenía en frente, con la mano derecha.
Seguidamente, con la mano izquierda, lanza otra bola de fuego al suelo que está delante del guardia de la derecha. Después hace lo mismo con el suelo que está delante de los otros dos guardias restantes. Se crea un aro de fuego en el suelo, con intensas llamas que protegen al chico.
— ¡Aléjense de mí!— grito Lexicatos, mientras creaba dos bola de fuego más; una en cada mano, las cuales estaban listas para ser lanzadas en cualquier momento.Él chico miraba a los rescatistas, esperando el momento que uno de ellos se atreviera a acercarse un paso más.
— Eres el hijo de la sacerdotisa— pronuncio la reina, con sorpresa en su tono de voz— lo quiero vivo.
¡Demonios!... ya sabe quién soy… piensa Lexicatos, ¡Piensa!
Las llamas se vuelven más intensas, y el hijo de la sacerdotisa aumenta a su máxima capacidad, el tamaño de sus bolas de fuego; el entrenamiento había logrado que él, pudiera aumentar el tamaño de las esferas, hasta ser tan grande como una cabeza humana.
— ¡Se los advierto! ¡A cualquiera de ustedes que intente traspasar ese círculo, lo carbonizare!
Es todo lo que me queda, fanfarronear.
Los soldados se miran las caras unos a otros, inseguros de entrar a ese aro de fuego. De repente, las risas de Zhandrys cortan la tensión del momento.
— ¡Mientes! Si mis recuerdos son correctos, te derroto Holver, en las pruebas de graduación, y él, era débil para aquel entonces. Lo único que puedes carbonizar, es una mosca.
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Alejandría- El origen de los guerreros {En creación}
Science FictionDesde el principio de los tiempos, la oscuridad y la luz han peleado. Con el paso de los milenios han evolucionado. Han conseguido huéspedes para seguir su pelea interminable, pero por primera vez la oscuridad ha encontrado al próximo huésped de la...