La noche del festival

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Lexicatos da un largo y hondo respiro, el día había sido muy estresante hasta ahora.

Abre los ojos dejando salir el aire y ve como los elfos y los sabens terminan de arreglar sus puestos para el festival de esta noche. El hijo de la sacerdotisa empieza a caminar lentamente por la calle improvisada de pasto.

Todo era muy conservador, los elfos ya tenían la mayoría de los preparativos listos. Los sabens por otro lado aún les hacía falta un poco de trabajo.

Mientras camina, observaba los bonitos puestos, la mayoría de los puestos de los elfos nocturnos eran de madera. Los sabens se valían de la magia para moldear unas piedras bastante grandes y hacer un puesto ecológico. Lexicatos nunca antes había visto usar la magia.

En sus estudios estuvo en muchas clases pero era la primera vez que la ve en persona, la forma en que los sabens podían convertir una roca y madera en un bonito puesto era increíble.

-¡Lexicatos!- oyó el elfo que alguien lo llamaba desde atrás.

Al dar media vuelta y ver de quien se trata, ve a una elfa con gorditas piernas acercándose. Era Andryen quien salta hacia el con los brazos abiertos, dispuesta de darle un abrazo.

El hijo de la sacerdotisa esquiva a la elfa, la cual cae de cara al piso sumamente atónica.

Al instante se incorpora y encara a ese mal educado elfo- ¿Qué demonios te sucede?- pregunta la elfa con un tono elevado, dejando en claro su descontento por lo ocurrido.

-Eso mismo te iba a preguntar- responde el elfo con un tono neutral y simple.

-¿A qué te refieres?

-¿Por qué te me abalanzas como si fueras mi pareja?

Andryen se pone nerviosa al escuchar esas palabras, sus mejillas se oscurecen dejando en evidencia su vergüenza.

-Yo... yo...- tartamudea la elfa evitando el contacto visual con Lexicatos.

De repente se da la vuelta y el hijo de la sacerdotisa observa como toma un gran respiro. Tras esto vuelve a encararlo.

-Estaba preocupada por ti- comenta la elfa finalmente.

El elfo un poco extrañado por el comentario, voltea ligeramente la cabeza hacia la izquierda- ¿Por qué?

-¿Es en serio?- replica Andryen viendo fijamente a Lexicatos- ¡Cómo crees que voy a estar tranquila después de que vi cómo te sacaban inconsciente de la arena!

-¡Ahh, eso!- dijo el elfo mientras recomenzaba la caminata- gracias por preocuparte pero estoy bien.

La elfa al verlo alejarse, empieza a caminar hasta alinearse con el.

-¿Te sucede algo?- pregunta Andryen con un tono comprensivo.

-No, estoy bien- responde el hijo de la sacerdotisa mirando a su alrededor-¿Cómo te fue en tu encuentro?

-Bastante bien, gane la pelea- comentaba la elfa alegre por su hazaña.

-Ah, felicidades- dijo Lexicatos pesadamente. En realidad no le importaba si ella había ganado.

-¿Oye que te ocurre? Estas distante- pregunta nuevamente Andryen.

-¡Ya te he dicho que nada!- responde el elfo un poco irritado- ¿Por qué sigues aquí?

La pareja de elfos se detiene abruptamente.

-¡VEZ QUE SI TE OCURRE ALGO!- grita la elfa bastante molesta.

-¡A ti que más te da lo que me ocurra a mí!- replica Lexicatos tratando de no gritar, no quería llamar la atención de los demás presentes- ¡Ganaste, disfruta tu victoria! No sé, anda con tus amigas.

Alejandría- El origen de los guerreros {En creación}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora