EL PEQUEÑO PRÍNCIPE-DRACO MALFOY Fanfic

Capítulo 28 "Melodías del corazón"

- Pero esta bien, llevaré el libro -dije y tomé el libro que me había recomendado-
- Como quieras, ven, te muestro otra habitación -dijo saliendo con decisión-

Fui detrás de él, nos acercamos a una puerta grande y con muchos bellos detalles en madera. Al entrar la habitación estaba un poco vacía, solamente habitaba en el centro de está un piano con una pequeña silla en frente.

- ¿Tú sabes tocar el piano? -pregunte-
- En realidad no, tocó algunas melodías sin sentido de vez en cuando -dijo desinteresadamente-
- Quiero oírla -dije con emoción-
- ¿Que cosa?
- Alguna melodía
- No. No eso no pasará -dijo, negando con la cabeza-
- ¡Por favor! -insistí, agarrandolo del brazo y sacudiendolo-
- No -dijo con tono impaciente-
- Hazlo, y no le diré a nadie que tal vez eres terrible -Dije, retandolo-
- Porque siempre ganas -lloriqueo, mirándome mal-
- Eres torpe -me burlé-
- Admitelo soy adorable -dijo el, con tono coqueto-
- ¿Tengo que hacerlo?, Si, si, lo sé. Ahora toca para mí pequeño amo Malfoy
- Te dije que no me dijeras así -repuso con seriedad-

Lo ignore, le agarré la mano y lo arrastré dentro de la habitación.

- Por favor -le supliqué- Solo una
Lo miré tiernamente esperando a que me obedeciera.
El negaba con la cabeza y sus ojos recorrían la habitación, al igual que a mí, me miraba confundido, con su ceño fruncido y su expresión de enojo.
Estuvo así por algunos segundos.

- Te odio -solto finalmente-
Luego se sentó en la pequeña silla que estaba frente al piano.

Yo me senté en el suelo sobre una alfombra, esperando a que él iniciará.

Al principio dudo un poco, pero luego poso delicadamente sus manos sobre el teclado y comenzó a tocarlo.

Lo hacía con una agilidad mágica, con tanto aprecio y amor; muchas emociones expresadas en una canción, una canción sin palabras, pero con mucho que comprender.

Tal vez el dolor. La música es así, remedio de los males, inagotable fuente a escanciar cada día; sosiego de palacios, templanza de arrabales, y placidez del alma.

¿De dónde saliste?, con tantas canciones en las manos.
Te llevaste por delante los acordes enteros de la primavera, las pupilas azules del invierno.

Me senté sin pensarlo, sobre una ola de un río musical y profundo, mientras sus manos honraban cada melodía del cielo, y las nubes subían pentagramas hasta mi corazón.
Y me senté sin pensarlo, sin pensar que tendría un universo en el corazón.

- Vaya... -dije casi en un susurró-
- ¿Sucede algo? -dijo él, terminando-
- Eres muy bueno... No tengo palabras -dije, extasiada-
- No lo soy. Solía venir con más frecuencia. Solo tocaba notas al azar -dijo levantándose de la silla y sentándose en suelo a mi lado-
- ¿Porque eres tan orgulloso?
- ¿Te parece si vamos a otra habitación?

Nos pusimos en pie y salimos de la habitación para regresar al pasillo. Draco me dio la espalda y siguió caminando, para dirigirse a unas escaleras que conducían a una puerta.

- Está de todas es la que más me gusta -dijo, abriendo la puerta y adentrándose en ella-
- Es maravilloso, es similar a la torre de astronomía -dije, entrando en la habitación-
- Claro que no, esto no tiene comparación -dijo presumiendo su bello observatorio-
- Por supuesto. -Me reí- ¿Sabías que tienes el nombre de una constelación? -pregunte al recordar que lo había leído en los libros de Astronomía-
- Draco -afirmó-
- Si, Draco. -hice una pausa- Draco representa a Ladon, el dragón que custodiaba los jardines de las Hespérides en la mitología griega.
- ¿Sabes donde está? -pregunto él, mientras se acercaba al enorme telescopio que había en el centro; se inclinó un poco y miro a través del lente-
- Si mal no recuerdo... se encuentra en el tercer cuadrante del hemisferio norte y se puede ver en latitudes entre... -dije mientras caminaba hacia el-

- + 90 ° y -15 °. -dijimos al unísono-
Draco se enderezó y nos miramos, sonreímos como dos niños a los que les habían comprado su dulce favorio; sentí mis mejillas arder y pude notar como el también se sonrojo.

- Observa. -dijo el-
Me acerqué aún más y me incliné al lente del telescopio, donde podía contemplar aquella constelación en todo su esplendor.

- ¡Ahi está! Su estrella más brillante... -dije, interrumpiendo el silencio que se había formado-

- Gamma Draconis. -dijimos nuevamente al mismo tiempo-

- Exacto -dije, me retiré del telescopio y lo observé con una sonrisa de tonta en mi rostro-
- Mi nombre viene con un mito... el de los 12 trabajos de Hércules. -dijo el, apartándose y sentándose en un banco que había allí-
En el mito, Draco representa a Ladon, el dragón que custodiaba las manzanas doradas en los jardines de las Hespérides.
El manzano dorado era un regalo de bodas para Hera cuando se casó con Zeus. Ella plantó el árbol en su jardín en el Monte Atlas y encargó a las hijas de Atlas, las Hespérides, que lo cuidaran. También colocó al dragón Ladon alrededor del árbol para que las Hespérides no recogieran ninguna manzana.
Como parte de sus 12 trabajos, se le pidió a Hércules que robara algunas manzanas doradas del árbol.
Mató a Ladon con sus flechas envenenadas y tomó las manzanas. Entristecido por la muerte del dragón, Hera colocó su imagen en el cielo entre las constelaciones.
Draco se representa generalmente enrollado alrededor del Polo Norte, con un pie de Hércules en su cabeza. -dijo terminando el relato-

- En algunas versiones del mito, Ladon tenía cien cabezas y era el hijo del monstruo Typhon y Echidna, que era mitad mujer y mitad serpiente. -añadí sentándome a su lado-

- En otros, fue la descendencia de dos deidades marinas, Ceto y Forcys, y no se menciona la cantidad de cabezas que tenía. -dijo encogiéndose de hombros-

- Sabes mucho sobre mi nombre. Veo que hiciste la tarea -se burló, golpeando levemente mi costado-
- Si... que gracioso... -dije rodando los ojos- ... me gusta mucho la Astronomía. Me parece fantástica... -hice silencio un momento- Casi como si fuera... -no terminé la oración, buscaba la palabra correcta-
- ¿Mágica? -pregunto Draco, dándome así la palabra ideal-
- Mágica -afirme- Además de que me hubiera gustado tener el nombre de alguna constelación

Draco se río por mi comentario

- ¡De verdad!. Pude haberme llamado. Carina o Andromeda, Lyra o Cassie.
-dije enlistando los nombres que me hubiera gustado tener-
- No digas tonterías. Amo tu nombre -declaró-
Al instante sentí como la sangre se agolpo en mi corazón, como mis mejillas ardían, mis manos sudaban. Me sentía extrañamente nerviosa.

- ¿Tu porque sabes tanto? -dije cambiando el tema, para no sentirme nerviosa-

- ¿Que, Me crees estúpido? -dijo el acercándose, cuestión que me hizo sentir un poco intimidada-

- No... no para nada.  Es solo que no eres del tipo de persona que uno creería que le gustara algo así -expliqué-

- Lo sé... -dijo con tristeza- Generalmente nadie se toma el tiempo de conocerme. Igual no es algo que me importé. -concluyó, con frialdad-

- Me gusta lo que e conocido de ti. -expresé con ternura- Y es extraño, porque nunca imaginé estar en un lugar así, con una persona que me hace sentir como... -me detuve en seco-

¡¿Que estaba diciendo?! ¡demonios!. -pensé- Estaba expresando mis sentimientos abiertamente hacia él.

- ¿Cómo que Marie? -pregunto tomándome de los hombros- ¡Responde! - exigió ante mi innegable silencio-

- Como si... tuviera la certeza de que todo fuera a estar bien. Que a pesar de ser arrogante y exasperante, también puede ser increíblemente encantador, aunque celoso y consentido. Y un entrometido que entra en mi cama en medio de la noche, y que cree que tiene el derecho de exigir algo... y ya deberíamos irnos -concluí-

- Yo tampoco puedo dejar de pensar en ti, Marie -dijo mirándome fijamente a los ojos-.
- Eso no fue lo que dije -exhale-
- Lo sé, pero estoy deseando que haya sido lo que sentiste -dijo; tenía un aspecto casi tímido-.

- ¡Niños! -exclamó la Señora Malfoy entrando en la habitación-
Draco y yo nos separamos bruscamente, bajando la mirada ya que ambos estábamos sonrojandos, situación que se podía malinterpretar.

- ¿También piensan saltarse la cena?, Bajemos que la cena ya se enfría. -dijo la Señora Malfoy amablemente, ignorando la bochornosa escena.