EL PEQUEÑO PRÍNCIPE-DRACO MALFOY Fanfic

Capítulo 34 "Si tengo un precio"

Nos divertimos bastante, y fue un rato muy agradable, para mi fue la prueba de que todos podemos convivir, una Slytherin, una Ravenclaw, tres Gryffindor, solo me faltaba hacerme amiga de algún Hufflepuf.

- Chicos estoy algo cansada, así que ya me voy -dijo Luna levantándose y despidiéndose de todos-
- Si también yo, me divertí mucho -hice lo mismo ya era tarde y estaba agotada-
- Ellas tienen razón, también deberíamos irnos -dijo Harry colocándose en pie-

Finalmente nos despedimos ya que oscurecía y cada quien debía volver a su Sala común.
Fui a las Mazmorras y dije la palabra que me permitía ingresar, cuando entré note que realmente se nos había ido el tiempo ya que la sala estaba vacía.

Me dirigí a mi habitación, fue un día largo así que quería descansar. Pero parece imposible cada vez...
Al entrar vi a Draco sentado sobre mi cama, ni había notado mi presencia, veía el suelo y se agarraba el cabello con las manos.

- ¿Hola? -salude en forma de pregunta-
- Marie... -dijo y se abalanzó sobre mi para abrazarme- ¿Podemos hablar?...
- Por supuesto -le dije, lo vi muy angustiado-
- No quise hacerte sentir incómoda, cuando casi te obligué a hacer amigos..., yo L-l-lo L-a-lam... -dijo él mirando al suelo, supongo que intentaba disculparse pero era algo que no se le daba nada bien, era muy orgulloso pero al menos lo intentaba-
- Tranquilo, no tienes que disculparte, solo intentabas ayudar, a tú manera -quise ser comprensiva en lugar de juzgarlo por no poder disculparse, además sus acciones no eran malintencionadas-
- ¿Estuviste con Luna? -pregunto el separándose de mi y sentándose a la orilla de la cama-
- Sí -admití y me senté junto a él-
- Pensé que estabas enojada... y... mandé a que te comprarán esto. No lo tomes a mal, no iba a comprar tú perdón -dijo él caminando hasta el sillón de la esquina que  frecuentemente usaba, tomo una caja de color negro con cintas verdes y me la entregó-
- Que bueno, porque no tengo precio y de tenerlo no podrías pagarlo. -dije mirándolo burlona y aceptando la caja-
- Lo sé. Solo... yo sólo... quería

La caja es hermosa, era absurdo que sintiera nervios al abrirla, pero algo me decía que Draco no era el tipo de persona que regalara flores.
Al abrirla me llevé una gran sorpresa, había un telescópico, tan reluciente como el sol, con marcas y decorados por todas partes, nunca vi algo tan magnífico como lo que tenía en frente.

- Te mentí, creo que si tengo precio -dije sin aliento-
Lo mire de reojo y noté como sus mejillas tenían un leve tono de rosa, y esa sonrisa tan encantadora.

- Ordené que lo fabricarán cuando estuviste en la mansión, desde que me dijiste que te gustaba la Astronomía. Tiene grabados originales, las piezas son únicas e irremplazables, cada pieza fabricada en oro. -explicó mientras lo sacaba de la caja y me lo mostraba-
Mira hice también que grabaran tu inicial. M. Marie -dijo dándole la vuelta y enseñándome la marca-
- Malfoy -afirme ya que la M no solo podría ser mi nombre sino también su apellido-
- La señora Malfoy. -dijo con picardía, volvió a meter el telescópico en la caja y acerco su rostro peligrosamente al mío-

- Draco no puedo aceptarlo  -dije y el se alejó un poco y me miro serio-
- No te gusto -reparo con seriedad-

- ¡Me encantó!, es realmente indescriptible el sentimiento. -hice una pausa- Pero, esto vale más que mi casa y todo su amueblado -admití con sinceridad, no tenía tanto dinero-
- Es tuyo, no hay devoluciones, lo mandé hacer especialmente para ti. -dijo el tomándome de las manos y mirándome con esos ojos, esos bellos ojos color plata que tanto amaba-
- Esta bien, pero quiero que sepas que lo usaré con culpa  -dije y logré sacarle una sonrisa, se río por mi comentario- ¿Que te parece si vamos al lago? -propuse, seria una buena oportunidad de usar mi nuevo obsequio-
- ¿Ahora?, pensé que estabas cansada -dijo mirándome burlón-
- No lo suficiente

Me quitó la caja de las manos y la dejo sobre la cama, se acercó nuevamente a mí, estaba muy cerca podía sentir su respiración en mi rostro, su mano acariciaba mi mejilla, su nariz rozaba la mía, su mirada viajaba de mis labios a mis ojos, y de repente tocaron la puerta.

- Debo atender  -le dije con una sonrisa-

No me respondió pero se alejó de mala gana y enojado, yo me levanté y fui a abrir la puerta.

- Hola Marie -dijo Pansy, me sentí extrañada ya que nunca había venido ella aquí-
- Hola, ¿ocurre algo? -respondí-
- Estaba buscando a Draco, pero no lo encontré, y supuse que estaba contigo -dijo ella asertiva mente ya que, en evidencia Draco si estaba conmigo-

Me hice a un lado abriendo la puerta dejando ver a Draco sentado sobre mi cama.

- Draco te buscan -dijo Pansy-
- ¿Quien? -pregunto arrugando su nariz-
- Una amiga -dijo con frialdad, y se retiró-

Draco se levantó de la cama como si supiera a quien se refería, yo solo lo mire confundida, él me tomo de la cintura se acerco a mi rostro y planto un dulce beso en mi mejilla y susurró en mi oído:
- Prepara todo, y baja en cinco minutos, iremos al lago  -Luego simplemente salió de la habitación y cerró la puerta-

Estaba emocionada, nunca me habían dado algo así. Agarré un bolso, cerré la caja que protegía el telescópico y lo guardé. Solo debía esperar ahora.

...5 minutos después aproximadamente...

Cuando llegué a la Sala común vi que Draco estaba con una chica rubia con brillantes y fríos ojos azules. Sus rasgos finos y delicados, como los de una muñequita de porcelana. Su piel era excesivamente pálida, tersa y sin ningún tipo de imperfección. Era muy bella.
Ellos estaban hablando y mis pensamientos divagaban entre leerles la mente, interrumpirlos o simplemente irme. ¿Que debía hacer?

Lo mejor era irme no quería ser grosera e interrumpir, así que caminé imperceptible hacia la puerta y salí de la Sala común.

♧

Empecé a armar el telescópico, iba hacer una noche increíble.

- Hola -dijo una voz tras de mí, que hizo que me sobresaltara-.

¡¿Que cosa tengo o atraigo que siempre me interrumpen?!. -pensé-

Volteé a ver quién era, pero en la noche solo alcancé a distinguir la silueta de alguien alto; entonces decidí ponerme en pie.