Capítulo 40 "Boggart en el armario"

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-Hey Marie -dijo Malfoy con una amplia sonrisa-.
-Necesito hablar contigo -dije y lo agarré del brazo apartandolo del grupo-
- Vaya... si que te mueres por estar conmigo -dijo como un suspiro acercando su rostro al mío, lo empujé hacia atrás y doble el brazo que tenía vendado- ¡Auch! ¡Sueltame me duele!
- ¿Ah si?. No te creo nada. Mentiroso. -dije ganando una mirada de odio-. Madame Pomfrey es la mejor en lo que hace, y yo estuve cuidándote, te dejé comida y se que estas bien. -afirme-
¿Que fue lo que le dijiste a Potter?

- Así que no me quitaste la mirada de encima -dijo con aires de grandeza-.
- No te ilusiones. Le dijiste a Harry que lo que hiciste fue a propósito -dije con brusquedad-.
- ¿Y eso que te importa? -pregunto arrastrando las palabras-.
- Hagrid, es mi amigo
- ¿Acaso yo no? -dijo él- ¿Ahora lo prefieres más que a mí? -continuó frunciendo el ceño y con tono molesto-.
- Pues yo creo que sí. Eres un imbécil. -dije y me fui furiosa a mi siguiente clase-.

Estaba furiosa y Draco lo sabía perfectamente, pero aun así se sentó a mi lado al fondo del salón.
El profesor Lupin no estaba en el aula cuando llegamos a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.
Todos se sentaron, sacaron los libros, las plumas y los pergaminos, y estaban hablando cuando por fin llegó el profesor.
Lupin sonrió vagamente y puso su desvencijado maletín en la mesa.

-Buenas tardes -dijo-. ¿Podrían, por favor; meter los libros en la mochila? La lección de hoy será práctica. Sólo necesitarán las varitas mágicas.

La clase cambió miradas de curiosidad mientras recogía los libros.

-Bien -dijo el profesor Lupin cuando todo el mundo estuvo listo-. Si tienen la
amabilidad de seguirme...
Desconcertados pero con interés, todos nos pusimos en pie y salimos del aula con el profesor Lupin. Este nos condujo a lo largo del desierto corredor. Doblamos una esquina.
Al primero que vimos fue a Peeves el poltergeist, que flotaba boca abajo en
medio del aire y tapaba con chicle el ojo de una cerradura. Peeves no levantó la mirada hasta que el profesor Lupin estuvo a medio metro. Entonces sacudió los pies de dedos retorcidos y se puso a cantar una monótona canción:

—Locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin...

Aunque casi siempre era desobediente y maleducado, Peeves solía tener algún
respeto por los profesores. Todos miramos de inmediato al profesor Lupin para ver cómo se lo tomaría. Para nuestra sorpresa, el mencionado seguía sonriendo.

-Yo en tu lugar quitaría ese chicle de la cerradura, Peeves -dijo amablemente-.
El señor Filch no podrá entrar a por sus escobas.

Filch era el conserje de Hogwarts, un brujo fracasado y de mal genio que estaba en guerra permanente con los alumnos y por supuesto con Peeves. Pero Peeves no prestó atención al profesor Lupin.

El profesor Lupin suspiró y sacó la varita mágica.
-Es un hechizo útil y sencillo -dijo a la clase, volviendo la cabeza-. Por favor;
esten atentos.
Alzó la varita a la altura del hombro, dijo ¡Waddiwasi! y apuntó a Peeves.
Con la fuerza de una bala, el chicle salió disparado del agujero de la cerradura y fue a taponar la fosa nasal izquierda de Peeves; éste ascendió dando vueltas como en un remolino y se alejó como un bólido, zumbando y echando maldiciones.
-¡Increíble, profesor! -dijo Dean Thomas, asombrado.
-Gracias, Dean -respondió el profesor Lupin, guardando la varita-.
¿Continuamos?

Nos pusimos otra vez en marcha, mirando al desaliñado profesor Lupin con creciente respeto. Nos condujo por otro corredor y se detuvo en la puerta de la sala de profesores.
-Entren, por favor -dijo el profesor Lupin abriendo la puerta y cediendo el paso.
En la sala de profesores, una estancia larga, con paneles de madera en las paredes y llena de sillas viejas y dispares, no había nadie salvo un profesor.
Snape estaba sentado en un sillón bajo y observó a la clase mientras ésta penetraba en la sala. Los ojos le
brillaban y en la boca tenía una sonrisa desagradable. Cuando el profesor Lupin entró y cerró la puerta tras él, dijo Snape:
-Déjela abierta, Lupin. Prefiero no ser testigo de esto. -Se puso de pie y pasó
entre los alumnos. Su toga negra ondeaba a su espalda. Ya en la puerta, giró sobre sus talones y dijo-: Posiblemente no le haya avisado nadie, Lupin, pero Neville Longbottom está aquí. Yo le aconsejaría no confiarle nada difícil. A menos que la
señorita Granger le esté susurrando las instrucciones al oído.

EL PEQUEÑO PRÍNCIPE-DRACO MALFOY FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora