• II. ¿Qué sea una convivencia? •

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Seokjin lleva asistiendo a una escuela para chicas desde sus diecisiete años, toda su vida aquel chico de cabellos castaños y hombros anchos fue tratado como chica e incluso Jin fue registrado en cuanto nació como una chica.

Para todo el mundo él era una chica.

Una bella chica de clase alta que cualquier chico vería lejos de poder tener y con envidia a aquel que fuera capaz de acercársele. Una chica que cualquier otra chica insistiría por ser su amiga e incluso ¿por qué no? Muchas chicas quisieran tener, además de que tanto hombres como mujeres fantaseaban con su envidiable belleza.

Porque sí, además de hermosa radiaba una actitud de una chica con buenos modales, respetuosa e incluso interesante. Todo departe de aquellas clases que ofrecían sus tutores de parte de su madre que se empeñaba en que su hija fuera señorita de clase.

Seokjin además de ser hijo de la familia Park, podía decir orgullosamente que tenía unos hermanos, cuatro, para ser exactos muy –demasiado– atractivos.

Park Jimin; era uno de sus tres hermanos mayores, Jimin era un poco más alto que Seokjin, sus labios eran igual de abultados que los de él, pero tremendamente más carnosos. A veces Jin envidiaba aquellos labios tan deseables que tenía su hermano. Sus caderas eran a la medida perfecta y combinaban con sus pequeños hombros; al castaño siempre le habían dado risa sus pequeñas manos, pero no lo decía en voz alta. Su hermano era igual de castaño que él. En realidad, todos sus hermanos eran castaños, era como si algo dijera: «¡Todos serán castaños, fin!»

Además, también tenía a su hermano Park Jihyun; que al igual que Jimin era mayor que Seokjin, pero Jihyun y Jimin realmente habían sido hechos a la medida, es como si hubieran sido gemelos; ambos tenían los mismos hombros, las mismas caderas, las mismas manos, los labios, la piel blanca aterciopelada. Todo. Realmente eran como un retrato de su padre. Pues ambos y Park Taehyung, su otro hermano, risueño, de sonrisa cuadrada; eran como estar viendo a su padre, Taehyung había sacado los ojos de su madre, pero en sí, todos ellos eran varoniles a su manera, pero con la ternura de su madre.

Para Jin en cambio había sido diferente, pues él claramente era él retrato de su madre, aquel chico poseía la misma sonrisa, los mismos ojos, su piel aún más blanquecina que las de sus hermanos, sus gestos iguales, su manera de comportarse, de sentarse, todo era igual a su madre.

Realmente a veces eso le molestaba.

Recuerdos que alguna vez tuvo, cuando no era consciente de su alrededor, cuando apenas estaba por salir al mundo exterior; cuando era un bebé llegaron a su mente.

«–¡Oh Dios! ¡Que linda niña! ~ – Dijo a la vez que sostenía entre sus cálidos brazos a aquel pequeño bulto arrugado y moviéndose inquieto mientras sollozaba.»

Aparentemente esas cinco palabras salieron de la madre de Seokjin cuando éste nació. La madre mantenía a su bebé entre brazos con una enorme sonrisa casi feliz y forzada al mismo tiempo mientras la enfermera que había entregado al bebé envuelto entre bonitas y suaves cobijas color blanco la miraba totalmente impactada y asustada por su comportamiento.

Es que ¿acaso no veía que era un niño y no una niña?

¿Acaso el pequeño pene que poseía el bebé no era suficiente?

Luego de que la enfermera saliera asustada su padre miro a su esposa con extrañeza. Luego de unas dulces palabras de la madre de Seokjin el papa de Jin finalmente acepto. Después de todo el señor se encontraba totalmente enamorado de Sun Hee y no podía permitirse rechazar algo que viniera de ella, más cuando Sun siempre había deseado una niña. Así que simplemente acepto.

• No te asustes • | NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora