Capitulo 25

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El atardecer caía sin aviso a lo lejos, detrás de aquel ventanal carmín era apreciado a la vista de cierto científico quien tarareaba suavemente una nana aprendida en algún momento de su vida, la había utilizado varias veces para ayudar a dormir a 5.0.5 cuando era tan solo un cachorro del tamaño de una pelota mas ahora aquel bulto entre sus brazos era el espectador de tan bello cantar. El pequeño recién nacido ejecutaba algunos sonidos típicos de los bebes justo antes de quedarse profundamente dormidos trayendo a flug la calma necesaria para depositarlo de una vez por todas en la cuna de roble oscuro que residía en ese mismo cuarto.

Giro su cuerpo terminando de mecer al pequeño suponiendo que por la falta de sonido proviniendo de este apuntaba al exitoso trabajo logrado por sus dotes naturales de "madre", se posiciono frente al mueble y en un intento por dejar el cuerpo de su hijo lo mas cuidadosamente posible agacho un poco su espalda terminando con la tarea. Sonrió desde sus adentros escapando en el proceso de su boca un bajito "te amo" mientras miraba con evidente cariño el bulto de cobijas.

Todo parecía perfecto, el clima, el entorno o su misma vida en ese instante, seguía absorto en la imagen dentro de la cuna y esas cobijas color rojo escarlata bordadas con hilos de oro, no consideraba que necesitase mas para sobrevivir a causa de que su felicidad estaba en el punto mas alto experimentado en su completa existencia. Bufo con una sonrisa listo para seguir con sus deberes en el laboratorio alejándose lo suficiente cuando algo captado apenas por el rabillo de su ojo le pareció peculiar retornando una vez mas su atención al punto de descanso del pequeño, extraño y agobiante fue percibir la información que su cerebro no parecía cuadrar en conjuntos con sus acciones realizada; en el lugar donde segundos antes había dejado a su bebe ahora había un completo vació, la incertidumbre se manifestó en su rostro olvidando sus pendientes en el momento que corrió como si su vida dependiera de ello hasta quedar frente de nuevo del moisés buscando desesperadamente como si el mueble se hubiese tragado al pequeño. Revolvió tantas veces como pudo las sabanas, busco en los costados del objeto e incluso en los alrededores del recinto creyendo que estaba a punto de volverse loco al evidentemente no tener éxito, grito tan fuerte como su  voluntad lo dejo clamando por ayuda  siendo interrumpido a la mitad por un inmenso dolor proveniente de la parte baja del vientre que logro tirarlo de cuclillas, casi sentía como su alma lo quería abandonar al no comprender ni un poco lo que ocurría abrazando su estomago el cual  ante toda probabilidad estaba increíblemente gigante tal como una mujer a sus nueve meses de gestación que admirando un poco mas de cerca debajo de este se visualizaban unos movimientos de lo mas mórbido restirando a niveles inexplicables su delgada piel blanca, algo digno de un parásito en una espeluznante película de aliens. 

El terror lo invadió, sin embargo al estar inmóvil de la cintura para abajo hizo lo que podía con el resto de su cuerpo permitiéndose generar un ciclo de respiraciones con el ritmo adecuado para obtener suficiente claridad en su mente, una que a penas obtuvo le comunico que había mas de una cosa preocupante. No recordaba el haber estado descalzo en algún momento pero fue por ello que la sensación viscosa debajo de sus pies le dejo saber a que se enfrentaba, o al menos a lo mas cercano, una probable inminencia a un parto, pero no de manera normal se suponía que el ya había dado a luz, ademas se estaba desangrando de una forma imposible estaba seguro de ello pues era un gran charco de sangre y liquido bajo sus extremidades el que lograba apreciar. Comenzó a hiperventilarse ante el repulsivo escenario puesto frente a sus ojos creyendo que se desmayaría en cualquier segundo al sentir como los colores se le iban del rostro entrando en un estado de alarma donde lo único que escuchaba parecía ser sus propios latidos. Uno, dos, ciento ochenta, doscientos latidos por minuto, no se tenia que ser doctor para saber que con ese pulso podría darle un paro cardíaco, el sudor frío también era una señal de este hecho que mas que tratar de comprender buscaba solo sobrevivir.

Un Heredero Para El Demonio (paperhat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora