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El demonio había terminado para su tranquilidad la desagradable y molesta llamada que había recibido por parte de la metiche bruja. La cual de haber sabido que le ocasionaría una terrible jaqueca hubiera evitado contestar a toda costa, ¡Y con qué razón!, si aparte de solo fastidiarlo, también le había hecho burla y de paso cuestionarlo con el afán de seguro ver que podía conseguir para más adelante nuevamente mofarse a costa de el, lastima que aún no tenía una buena excusa para desaparecerla de la faz de ese asqueroso planeta, que de lo contrario con simplemente chasquear los dedos las cosas cambiarían.

Diviso al teléfono que ahora se encontraba un poco estático sobre su escritorio, clavándole la mirada con una ligera molestia, pues con su única utilidad de hacer llamadas y dirigirse a alguien que las contestara el pequeño apartato no tenía más que hacer en ese lugar. Y gracias al pequeño estrés acumulado por una de esas charlas a través de ese objeto, saco de su oscuro ser la insatisfacción por contestar otra llamada en un buen rato, figurando una seña con uno de sus dedos para que dicho invento del científico se largase de su vista hasta que el pensará lo contario o fuera realmente necesario.

Siguió con esa indiferente mirada que le caracterizaba al artilugio que caminaba con sus 6 patas apuradamente como queriendo huir (seguro queriendo evitar el mismo resultado de las veces que su parlante había sido destruido), importándole poco a donde se iría, viéndole salir por la puerta de su oficina que sorprendente había olvidado por completo que no estaba del todo cerrada como el acostumbraba.

Cosa que por cierto, tampoco le dio mucha importancia, total no eran como que alguien fuera a desobeder aquella orden que le había dejado muy en claro al científico, mucho menos cuando los otros dos habitantes de la mansión parecían evitarle a luz de sol y sombra, por lo que ignoraba ese descuido que rara vez solía ocurrir junto con las consecuencias que podía atraer, o si bien ya había atraído en su desconocimiento.

De un solo movimiento se levantó de la cómoda silla que cargaba su esbelto cuerpo, caminando unos escasos pasos que lo dejaron parado frente a la gran puerta de madera establecida en aquel lugar, por no decir que casi todas las puertas de la mansion tenían esa altura, ya que al ser un ser bastante alto no permitiría rebajarse a tener que agachar la cabeza por nada del mundo, midiendo más de dos metros al menos cada entrada u salida del lugar.

Abriéndola completamente por inercia fijo la mirada en la imagen tan solitaria que le brindaba ese pasillo, el que muchas veces era testigo de sus gritos, logrados por algún molesto cliente, o tiempo atras por un científico contra quién arremetía el fracaso de sus experimentos fallidos o errores cometidos en alguna tarea que el personalmente le había asignado, donde muchas veces poca era la culpa del castaño, más este al estar ya tan acostumbrado a pagar los platos rotos por todos, siempre terminaba disculpándose repetidas veces con el villano, quién aún así no lo perdonaba tan facil sometiéndolo siempre con algún estilo de castigo psicólogico o físico.

Sin embargo, mucho había cambiado la situacion desde su cumpleaños, en el que gracias a las ideas más que locas de la bruja, había terminado por quedar amarrado en ese juego del "mejor", utilizando a su pobre empleado, quién rebosaba ignorancia con todo lo que a su alrededor ocurría, saliendo principalmente embarrado de sobremanera en todo ese embrollo, ahora cargando al que seria el legítimo hijo de Black Hat, el ser más despiadado de todos los tiempos.

Pero igual, como ya se había dicho, "no todo era tan malo para el científico", al menos así lo apreciaba quien había iniciado con todo ese lío. Pues consideraba que a comparacion de los tratos que antes tenía con el humano, no estaba de más decir que no eran ni justos, ni agradables y mucho menos bien merecidos, pero ahora estaba siendo muy permisivo en muchos aspectos. Al inicio admitía que su lado "malvado y despiadado" lo hacía retorcerse cada que necesitaba contener una reprimenta o acción al joven contra quién la mayoría de la veces dejaba ir todas sus frustraciones. Cantaba en cólera con el simple hecho de guardarse dos o tres malas palabras y ahora tener totalmente prohibido hacerle cualquier cosa para que no huyera antes de llevar a cabo la unión que daría los resultado necesarios (que por cierto reconocía en secreto fue de su agrado) fue un reto que el consideraba el reto de su vida, y vaya que esta era bastante amplia.

Un Heredero Para El Demonio (paperhat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora