XVII. La paz antes de la tormenta.

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*Iván*

Vi a José medio dormido en el sillón de la sala sigo preguntándome cómo alguien con su trabajo puede dormir tranquilamente y más en la casa de un "rival". Desde que llegamos rara vez están separados además José lo trata como a Carlos pero... Bueno lo trata como un hermano menor... ¿Cómo estará Nat?

Seguí caminando por la casa, nos pidieron ayuda acomodando fardos de lo que por el olor puedo decir que era cocaína, era bastante, el camión había llegado en la madrugada pero realmente no era su principal asunto, ese era la "junta", muchos autos iban y venían con sillas, armas, parafernalia para una fiesta o eso parecía. Ya era tarde cuando sentí como alguien se acercaba por mi espalda, decidí no darme vuelta si sigo exponiendo me así todo esto terminará conmigo tres metros bajo el agua, en un momento sentí a alguien tratando inútilmente de saltar a mi espalda, no pude evitar reírme al ver a José cayendo al suelo tan patéticamente.

I- jejeje*

J- ¡¿De que te ríes?! ¡Pinche poste!

I- jeje lo siento pero ¿Qué intentabas hacer?

J- nada cabrón.

Estaba haciendo un lindo puchero en el suelo jajaja realmente es muy pequeño ... Espera ... ¿Qué?

J- Ey wey.

I- ¿Mande?

J- ¿Sabes nadar?

I- Какие?* (¿Qué?)

Realmente me sorprendió su pregunta aunque a decir verdad nadar no era mi fuerte pero claro que sabía después de todo en Rusia sino nadas en los largos semi congelados mueres de hipotermia , me dio una expresión extraña, le estire la mano y el la acepto para incorporarse.

I- Si, algo ¿Por?

J- jeje bueno aunque no supieras te vienes.

Su expresión se transformó en una sonrisa alegre, dio un gritó en busca de Carlos y el resto, en un parpadeo nos encontrabamos en la playa... Cada día este sujeto me demuestra que ser un narcotraficantes puede ser más cómodo de lo que parece.

Clave una gran sombrilla que nos habían prestado en la arena, el calor realmente me esta afectando pronto mi cabeza empezará a doler, volteé a verlo justo en el momento en el que aventó a la arena su playera, jamás había visto su torso.

José no era un sujeto gordo pero tampoco estaba en la mejor forma algo que compensaba con su altura a pesar de ser promedio, tenía más de una cicatriz pero las dos más sorprendentes era una en su costado derecho un poco más arriba de su cadera apostaría que fue hecha por un cuchillo curvo dejando una curiosa marca de media luna debió doler bastante al cerrarse y más por la forma en la que la cerraron, ya he visto ese tipo de cicatrices, Yao tenía una muy similar, cerrada con pólvora , obligada a cicatrizar lo más rápido posible. La otra era como la de mi cuello, mortal, de las mejores, era una cicatriz de bala muy cerca del corazón realmente dejando una mancha de piel más clara como una pequeña quemadura de unos 5  centímetro de arriba a abajo.

J- jajajajaja son lindas ¿No?

Su risa me saco de golpe de mis pensamientos, rayos debí desviar la vista más rápido pero... Son lindas... Supongo, tal vez las concideró como heridas de las cuales estar orgulloso no como yo.

I- Bastante.

Sonrió, puso sus brazos detrás de su cuello y miro hacia el mar, yo me había sentado debajo de la sombrilla mientras que el resto ya habían saltado al agua. No me miro cuando empezó a hablar.

J- Sabes Dimitri también tu cicatriz es linda deberías mostrarla más je aunque sea un mal recuerdo, le das menos importancia al mostrarla con orgullo.

Entre las balas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora