Entre las balas.

XXIII. Resaca II

*José*

Me dormí, no quería pensar en nada, ni en nadie... Afortunadamente el estar con reseca me deja dormir en paz sin las malditas pesadillas tal vez por eso no puedo dejarlo. Cuando desperté me di cuenta de que fue muy tonto pedir un viaje de Chile a Estados Unidos, era imposible, mi pequeño avión no tenía tal alcance, necesitabamos parar para recargar.

Solté una cuantas quejas ¿Por qué nada sale como lo planeo? Solo espero que esto no sea el principio de una mala temporada, estaba anocheciendo seguramente estábamos abandonando el espacio aéreo de Perú, pensar que todos en esa sala podrían saber de la relación de esos dos me enfurece, de roja me lo esperaría, ella es discreta respecto a eso, siempre me ha dicho que no hay que mezclar las relaciones personales con el trabajo pero no es como si alguien como yo pudiera salir a coquetear con alguien, ella como Araya va a morir sola, llena de balas, sin nadie que pueda o quiera darle un entierro digno. Bueno pero dejándola de lado los que realmente me duelen son Luciano y Prado, ellos son mis amigos me habrían advertido al menos, por otro lado quien más me molesta es Sebas, el definitivamente tenía que saber aunque no aguanta del todo el gran ego de Martín es por así decirlo su mejor amigo, el pudo haberse librado de el y ganar mucho dinero y favores de mi parte si tan solo me hubiera dicho... Es un idiota, el otro que me molesta pero no tanto es Julio, el tal vez sabía, no estoy tan seguro así que no tomaré represalias además no necesito peleas con ellos ahora.

¿Qué es lo mejor que podría hacer? La union de esos dos puede ser muy problemática aunque no tanto para mí sino para mis intereses en el sur, tengo muchas armas, más de las que necesito, Manchado va a recibir una parte si o si, quiero ampliar me un poco más en Cuba además ella es lista y fuerte, no le quitaré el control solo quiero un poco más de comisión además adora las armas casi tanto como yo, por otro lado, quedé en enviarle su Provision a roja en símbolo de buena voluntad y amistad, voy a tener que hacerlo a pesar de que me oculto lo de Manu, darle armas a Luciano es la mejor opción, le ayudaría con sus pequeños problemas además de que aseguraria el cuidado del sur, si, en definitiva le daré armas.

El problema es si confiar en Julio darle armas o no darle nada, dejar que se las arregle como siempre, en las dos me la podría voltear, si le doy armas y resulta estar coludido con Martín puede ser un problema para Buerdos y Luciano, a quien ya le di una advertencia sobre mi querido Julio, a Buerdos no lo puedo perder simplemente es un punto demasiado fuerte, si lo pierdo mi droga solo llegara a centro América. Por otra lado si no le doy armas me veré muy mamón y que no confío en el, con eso Martín puede ir a meterle ideas raras, mi cargamento terminaría en el mar hundido de maneras extrañas o en manos del güero ... En ese caso prefiero que se hunda a que el gane un peso de mi trabajo.

Mire un momento por la ventana, poder ver las estrellas a esta altura es algo muy bello. Salí de mi escondite para decirle al piloto que llegáramos a casa, no había alternativa pero por no enojarme pueden llegar a hacer cosas tontas, todos estaban dormidos menos el ruso que también estaba viendo las estrellas aunque claro que me vio al pasar, sus ojos resplandecen aún más de noche. Después de dar una orden con más coherencia, menos crudo y menos enojado, me fui a sentar frente a Dimitri.

I- buenas noches Jose.

Me examinó de manera rápida como una madre que ve a su hijo de arriba a abajo para saber si ha bebido más de lo que debería.

J- Buenas noches.

No me imagino cuentas cosas puede sacar de la reunión, que los rusos sepan de nosotros no me preocupa, saben que estamos aquí, controlando todo desde las sombras pero que se hayan interesado así en mi extraño, se que la mafia rusa es algo problemática para la unión pero toda organización así de grande necesita enemigos, tenerlos ahí puede ser una gran escusa para el gobierno...