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Los días parecían ir cada vez más rápidos, faltaba una semana para poder ira la apertura del parque de diversiones y Jennie ya quería que llegara.

Últimamente con Rosé y Jisoo distraídas, gracias a los entrenamientos del equipo, no les daba ni el tiempo de fastidiarlas y era perfecto, sus días eran más normales. Ya iba una semana de tranquilidad.

Jennie incluso asistía a los entrenamientos y siempre lograba ver a Rosé, sin que esta tuviera que estar burlándose de ella. Algunas veces podía jurar que la rubia la observaba de reojo, pero estaba tan concentrada en vigilar que no estuviera constantemente cerca de Chanyeol, que no pudo estar del todo segura.

De vez en cuando, en medio de los entrenamientos, ellos se daban unos castos besos en los labios. Claro que Jennie rechinaba los dientes cada vez que los veía, pero después el chico tenía que seguir con el partido, y duraban casi toda la tarde separados.

Hoy se encontraba nuevamente observándola. Había quedado un poco traumada desde la última vez que estuvo en las gradas y por ello procuró estar toda la hora pendiente del balón y a donde lo lanzaban.

Después, cuando las porristas se estaban vistiendo, tuvo que ir a esperar a Yeji fuera de los vestuarios. Estaba tardando mucho.

De la nada la puerta se abrió, mostrando a una enojada Rosé que llevaba nada más un top blanco y una falda de jean, su cabello estaba mojado y olía a vainilla.

Jennie tuvo que echarse hacia atrás, ya que la rubia había lanzado la toalla contra al piso, y al parecer aún no la había visto.

-¡Maldita pelinegra! - dijo en un pequeño murmullo, pero no lo suficiente bajo cómo para que las chicas en el vestuario no la escucharan. Apretaba los dientes y se frotaba las manos.

En verdad, verdad, estaba increíblemente y tierna ¿Cómo eso era posible? Pronto la mirada chocolate se posó en ella y abrió los ojos, seguidamente frunció el ceño ya que no se encontraba de ánimos para la castaña.

-¿Qué mierda miras?-le dijo muy bruscamente.

Jennie volvió a la realidad, al ver su rostro vio sus labios y recordó el besuqueo de Rosé con su novio.

Apretó las manos y se acercó a la castaña. Rosé, un poco desorientada, se alejó unos cuantos pasos.

-¿Qué te pasa? -acusó a Jennie, prácticamente fulminándola con la mirada.

-¿Peleaste con Yeji, cierto? -preguntó más cerca de lo que planeaba de la rubia. Rosé volvió a retroceder y Jennie avanzó un paso más.

-¿Qué te importa si peleé con esa perra? Igual, es su culpa, por no parar de ladrar - dijo apoyándose de los casilleros a sus espaldas. Jennie estaba muy cerca.

-Ella no es una perra, no te confundas contigo misma. - espetó acercándose aún más y acorralando a la rubia contra la pared - Más te vale que no le hayas hecho nada.

-Awww ¿Por qué? ¿Es tu novia?-preguntó con un tono adorable completamente falso pero atravesó a Jennie con los ojos, la última palabra la soltó con una amargura palpable.

Jennie perdió la compostura, por un momento parpadeó confundida, y alejó su rostro de la rubia.

-¿Novia? Para nada, es una de mis mejores amigas. - aclaró y casi pudo ver cómo la mirada de Rosé se relajó levemente, sería su imaginación - Por eso no quiero que chicas como tú la molesten, me enferman.

-¿Enfermarte? Si yo soy una de las chicas más deseadas del colegio, te quedas patética. -rodó los ojos y alzó la barbilla con superioridad.

-Pues ya veo, tu querido novio lo demuestra comiéndote la boca todos los días. -dijo y observó la sonrisa burlona de Rosé que le estaba provocando una seria irratibilidad -¿Qué te pasa? ¿Por qué sonríes? -

-¿Te molesta, no? -preguntó, insinuante, y Jennie parpadeó.

-Qué tontería es esa.

-Por favor, si siempre nos estás mirando. Qué desagradable, ¿acaso estas enamorada de mí o algo? Esa sería la única explicación, de porque nunca me puedes quitar los ojos de encima- dijo con una mirada burlona y un tono venenoso.

Jennie sintió su corazón acelerarse, pero la indignación se apoderó de cada fibra de su cuerpo, y observó a la rubia con tanto odio que el rostro de Rosé se mostró ligeramente conmocionado. La intensa mirada color gatuna lograba intimidarla un poco.

-¿Enamorada? ¿Yo? ¿De tí? ¡Ja! -soltó Jennie con una risotada falsa y se alejó de la chica unos centímetros, observando fijamente sus ojos nuevamente - Nunca en mi vida podría fijarme en alguien tan jodida como tú. Primero seguro besaría a tu amiga, Jihyo, antes que a ti - Sonrió mordazmente, aunque no era del todo cierto lo que decía. Tomó una posición confiada para agregar lo siguiente:

-Además, no me gustan las altas. -dijo eso ultimo alejándose de ella cómo si tuviese una enfermedad contagiosa, observó el rostro enojado de Rosé y sus ojos húmedos

¿Eran lágrimas? Imposible.

- Qué suerte, ya me estaba preocupando de tener a una perdedora babeando por mí. Ya es suficiente con el resto de la escuela, fenómeno - dijo acomodándose la mochila en el hombro, aunque ahora su voz se escuchaba ahogada, y fue tanto así, que su rostro cambió momentáneamente.

Jennie empezó a sentir un gran dolor en el pecho y sin pensar que hacer intentó acercarse, pero Rosé se alejó de ella, hablando con voz rota

- Haz un favor con tu vida, vete a Nueva Zelanda otra vez y desaparece - Se dio la vuelta y se fue por el pasillo.

Jennie seguía inmóvil en su lugar con una punzada dolorosa en el pecho, pero esas palabras fueron muy hirientes cómo para hacerla quedarse en su sitio y no ir corriendo a besarla hasta quedarse sin aire en los pulmones. Oh. Eso era nuevo.

En ese momento, que la había visto tan vulnerable y con los ojos húmedos, había sentido unas increíbles ganas de besarla. Qué mierda, cada vez empeoraba más.

Rivales - ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora