Rivales - Chaennie

③②

- ¡Dumplings! - chilló con emoción Wendy, cuando las recibió en la puerta.

No le dio a Jennie ni tiempo de saludarla, cuando se lanzó a sus brazos y se le colgó del cuello. La castaña empezó a reírse.

-Hola, Wenchu -dijo cuándo se separaron finalmente, mientras Jennie veía el brillo en aquellos ojos marrones.

Pero en pocos segundos la niña se separó de la castaña, mirándola con el ceño fruncido para luego cruzarse de brazos. Jennie sabía que estaba en problemas. Tragó en seco.

-¿Qué... qué hice? -preguntó, mirando a Rosé y Alice, que veían la escena muy entretenidas y se encogieron de hombros.

Wendy la miraba con ojos amenazantes mientras daba golpecitos en el piso con la punta del pie.

-¿Por qué no has venido a visitarme, Dumplings? -preguntó acusando a la castaña, quien abrió los ojos.

-Bueno, yo no he podido porque estuve ocupada -dijo esa vaga excusa mientras se rascaba el cuello, la pequeña diva la miró con los ojos entrecerrados.

-Pudiste haber venido igual, con mi hermana - replicó, señalando a Rosé, y Jennie negó con la cabeza.

-No podía... eh, mucha tarea.

-Podrías haberla hecho aquí. Mis hermanas te podían ayudar -dijo haciendo una mueca y Jennie no quería que ella siguiera mirándola con enojo.

-Te extrañé. Te extrañé mucho, Wenchu -dijo haciendo un puchero y la niña volteó el rostro con arrogancia, aunque intentaba contener una sonrisa.

— Te...te perdono si juegas Play, conmigo -dijo la condición, las castaña sabía que esa niña amaba jugar videojuegos.

-Jugaré todas las horas que tú quieras -acordó, acercándose a Wendy y dándole un beso en la mejilla.

La niña la miró, sorprendida, pero luego le dio un ligero golpecito en el hombro.

-¡Dumplings, no hagas eso! ¡Sigo enojada contigo! -dijo cruzándose de brazos y rodando los ojos al igual que lo hacía Rosé, era su copia.

-Dios, que linda. Eres igualita a tu hermana- musitó cubriéndose el rostro con las manos, para luego lanzarse a abrazar a la niña, mientras le daba besitos en la panza y ella se reía.

-¡Dumplings... no... nooo! -suplicaba riéndose e intentando huir de Jennie, pronto reprendería a su castaña.

-¿Linda? ¿A qué hermana te refieres?-preguntó Rosé cuando se separaron, y Jennie sintió un vacío en el estómago, ya que había dicho aquello sin pensar. Debía de hacer algo. Piensa, piensa.

-Pues a quien más - dijo guiñándole a Alice quien se río en alto y le mostró la lengua a Rosé, la propia rodó los ojos-. Vamos, Wenchu. Quiero jugar contigo.

Wendy, olvidando su enfado, tomó a la chica de la mano y la llevó hasta la sala. Las otras chicas fueron a la cocina para hablar y a Jennie le pareció perfecto, estarían a solas y no se pondría nerviosa por las miradas de las rubias.

Jugaron un rato con un juego de disparos en el cual la niña le pateó el trasero. Después vino un juego de dragones que fue asombroso, ya que hacían aventuras mientras las dos eran compañeras. En una había que pelear contra un villano monstruoso mientras la otra tendría que abrir la puerta del castillo. Wendy le daba al monstruo, pero Jennie también tenía problemas para llegar a la palanca.

- ¡Vamos, vamos, Dumplings! No tengo todo el día -reclamó la niña mientras se levantaba y sostenía el mando, apretando los botones.

-¡No puedo, no puedo, me tiene acorralada! -se quejó al castaña de rodillas sobre la alfombra mientras veía la pantalla, habían tres demonios rodeándola mientras ella les echaba fuego.