extra #2

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-¿Sesión de estudio? - Jisoo observaba a su mejor amiga guardar sus libros en el casillero, -Eso mismo, Chu - Rosé respondió rodando los ojos.

Estaban en pleno pasillo, era la última hora de clase. Jisoo intentaba convencer a su mejor amiga que la acompañara a su casa esta tarde. Rosé se había negado, en este mes matemática comenzaba a dificultarse y, a pesar de ser inteligente, quería quedarse unas horas en ta biblioteca repasando las clases de la semana. La coreana quería tener una noche de películas, pero la rubia insistía en tomar la tarde para los estudios.

-¿Y en donde piensas estudiar? -la chica de ojos miel hizo un mohín.

-En la biblioteca, Chu -al ver los ojos confundidos de su amiga le sonrió divertida. - Sí no sabes, es una habitación con estanterías y mesas en donde hay una gran cantidad de libros... -

Jisoo la detuvo, alzando la mano frente el rostro de la rubia, torciendo la boca un poco ofendida.

-Se lo que es una biblioteca, Ro -bufó al escuchar la risa de la rubia.

-¿Entonces? -

-Me refería ¿No podrías estudiar en mi casa? Es lo mismo -la coreana alzó los brazos. Rosé negó suavemente con la cabeza, colgándose la mochila del hombro, - No podría concentrarme -

-¿Y porque? -

-¿Tú me dejarías estudiar en completo silencio y sin hablarme una sola vez en toda la tarde? -le dijo alzando una ceja, Jisoo mantuvo la boca cerrada.

- ¿Ves? Prefiero ir a la biblioteca -

Jisoo aceptó a regañadientes, alegando que aquella tarde planeaba comer un gran razón de helado de fresa y galletas, sin ella.

La rubia sintió una lagrima caer, ella también quería helado y galleta, pero a duras penas acepto su destino y fue pesadamente esa tarde a la biblioteca. Planeaba vengarse de Kim Jisoo, tal vez encerrándola en su baño mientras Rosé comía una caja entera de pizza al lado de la puerta.

Sonrió, más animada por su malvado plan. Esperaba pasar unas horas tranquilas, en estos días no muchas personas acudían a la biblioteca así que estaria prácticamente sola (Y con la bibliotecaria, pero a quien le importa) Al llegar a la entrada sintió que su corazón le subía a la garganta, como un acto reflejo se ocultó detrás de la puerta, respirando rápido.

Cuando ya estaba levemente calmada, aspiró profundo y asomó la cabeza para observar nuevamente. En unas mesas más lejos estaba Jennie Kim, de espaldas, pero Rosé podía reconocerla. Por su cabello, el de la castaña era oscuro y sedoso, también por la ropa que llevaba ese día, unos jeans blancos y un jersey.

Se preguntaba en qué momento le había tomado importancia a lo que vestía Jennie, y eso que solo la había visto una vez en el día.

Rosé sintió la tentación de irse, estudiaría otra tarde y así comería helado en casa de su amiga. Todo perfecto. Pero ella quería estudiar, no se iba a privar de hacerlo solo por qué la tonta de Jennie Kim estaba en la biblioteca. Bastaria con ignorarla y ya, no tenía por qué sentirse cohibida por ella de todas formas. La perdedora era la castaña, no ella.

Con la barbilla en alto y la espalda recta, para mostrarse segura, fue hasta una de las mesas junto a la ventana. En ningún momento observó a Jennie, no le daría la satisfacción de que la chica de ojos gatunos fuera consciente de la atención extra que le daba la rubia. Con orgullo abrió su libro de cálculo y empezó a estudiar, anotando las fórmulas.

Pasaron dos horas, Rosé era plenamente consciente de la presencia de Jennie a unas mesas frente a ella, pero aun asi no había levanto la mirada del libro ni una sola vez. Merecía un premio.

Justo cuando ya empezaba a concentrarse en la materia, había estado distraída pensando si Jennie la había visto, cuando escuchó una silla arrastrarse.

Su cabello cubria su rostro, por ello pudo observar discretamente como Jennie se levantaba de la mesa con su mochila, dando por terminado su sesión y planeaba irse a su casa.

Jennie estaba con los audifonos y la mirada perdida en otro lugar, no parecía haberse percatado ni de cerca de la presencia de Rosé en la habitación. A la rubia le molestó como también la hizo sentirse aliviada, en partes iguales.

Jennie se estaba yendo, Rosé sintió un ridículo impulsó de llamarla o algo para evitar que se fuera. Pero se mantuvo firmemente sentada, a ella no le importaba.

Clavó sus ojos en las páginas de números, la siguiente hora estudió perfectamente, ahora sin ninguna distracción. Al día siguiente, en la cafetería, estaba lanzándole miradas asesinas a Jisoo por haber comido helado sin ella ¡Incluso le envió fotos cuando lo hacía, traidora!

La coreana solo se reía, al sonar la campana la chica de ojos miel fue a sus clases mientras Rosé prefería ir al baño antes.

Se estaba lavando las manos, pensando si llegaría a tiempo a la clase de Historia, cuando la puerta se abrió. Sintió un vuelco en el corazón, eran las voces de Lalisa Manoban y, obviamente, Jennie Kim.

Su cuerpo reaccionó sin preguntarle, fue hasta una de las casetas y se ocultó en ella cerrando la puerta con pestillo. Para evitar que la descubrieran se subió en el inodoro, con la tapa cerrada por supuesto. Ni ella misma entendía el por qué se escondía ¿Por qué tendría que tener pánico de que la vieran? No le interesaba para nada sea lo que fuera de lo que hablara Jennie con su amiga. Aún así estuvo atenta a lo que decían (Se contradice ella sola)

-¿Estudiaste algo, al menos? - Lisa le decía a la castaña, se escuchaba el agua del lavabo - El examen de Japonés es la próxima semana -

-Intenté, lo juro - Rosé contuvo la respiración al escuchar la voz de Jennie, no entendiendo el porque  -Pero se me dificulta, en verdad prefiero cualquier otra materia -

-Tendrías que pasar más horas estudiando - sugirió la castaña.

-Ayer estuve toda la tarde con un maldito cuaderno, Li - Jennie suspiró con una voz rendida. - Supongo que ir toda la semana a la biblioteca podría ayudar ¿Verdad? -

-¿Cómo ayudaría? - Lisa parecía divertida.

-Cuando estudio en la biblioteca me siento más inteligente - la castaña dijo y pronto se escucharon las risas de la otra, Jennie bufó -. ¡Venga, no te burles! -

-¡Es que es absurdo, Jen! - después de unos segundos más de risas volvió a hablar -. Si sigues así terminaras todo el año en la biblioteca -

Estuvieron un rato riéndose entre ellas por la falta de interés de la castaña en estudiar japonés, hasta que finalmente se fueron.

Rosé abrió lentamente la puerta, para asegurarse de que estaba sola. Salió rápidamente del baño, de camino a su clase, pensado que seguramente llegaba tarde, nuevamente algo le salía mal por culpa de la castaña.

Pensaba en no volver a la biblioteca, si lo que decía Lisa era cierto, Jennie estaría mucho tiempo con ella durante sus sesiones de estudio. Tal vez podría estudiar en...otra parte, para no cruzarse con la castaña. Si, lo mejor era aquella decisión. Se lo estuvo repitiendo a sí misma durante la primera hora de Historia. Aun así, esa misma tarde se hallaba nuevamente sentada en una de las mesas de la biblioteca, furiosa consigo misma por ir.

Miraba distraidamente su cuaderno, dando pequeños vistazos a la puerta. Ella había llegado más temprano, Jennie aún no aparecía. Al verla llegar se le quedó mirado, Jennie entraba con un suéter un poco grande para ella y dando un pequeño bostezo. Fue hasta su mesa, Rosé podía verla de frente, y sin darle un vistazo empezó a leer.

Rosé la miraba, como la luz del sol de la ventana tras ella le daba a Jennie en el rostro, haciéndola parecer hermosa. Rosé sintió un extraño calor en sus mejillas ante esos pensamientos, se levantó inesperadamente y, con cuidado de que la castaña no la viera, se escabulló por unas estanterías hasta salir del lugar.

Estaba confundida, últimamente siempre sentía estas nuevas sensaciones con la presencia de la castaña, quería estar lejos de ella.

Unos dos días después y Rosé siguió asistiendo todas las tardes a la biblioteca, sin comprender por qué a pesar de no querer ver a la castaña no podía mantenerse lejos de ella.

Rivales - ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora