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El primer día habían hecho muchas actividades: aprendieron a hacer fogatas, manualidades, pescar e hicieron un círculo alrededor de una fogata.

Jennie había pasado todo el día con Rosé, para la alegría de ella, ya que le habían colocado en su grupo de expedición, junto con Joohyun, otra vez.

Así que mientras las tres andaban por el sendero, estaban dando una caminata con el resto del grupo, podía observarla todo el tiempo que quisiera.

Joohyun charlaba con ella, pero Jennie no le prestaba la gran atención, y cada vez que Joohyun parecía querer tocar a Jennie, la rubia llamaba a la chica para que fuera adelante con ella.

Jennie pensaba que era debido a que Rosé no quería estar con ella, eso la deprimió, pero volvió a estar feliz cuando tuvieron que agarrarse de la mano, para cruzar el río sin caerse.

La mano de Rosé era cálida y su piel extremadamente suave, sintió un choque eléctrico recorrerle todo el cuerpo cuando la tomó, fue una lástima que tuvieran que soltarse al llegar a la orilla.

-Me duelen los pies. -dijo Joohyun al rato, los otros grupos estaban unos pasos más adelante.

Jennie había notado las miradas desaprobadoras de sus amigas, cada vez que la pillaban mirando a Rosé.

Había intentado evadirlas cuando tuvieron que cruzar el río, ya que sospechaba que más tarde la reñiirian por mostrarse como una boba al agarrar la mano de Rosé.

-Podría cargarte. -ofreció Jennie y por un momento la rubia delante de ellas les prestó atención, ladeando la cabeza para escuchar mejor. Joohyun sonrió a la castaña - Pero ya que a mí también me duelen las piernas, no lo haré.

-¡Oh, vamos! -dijo dándole un golpecito juguetón en el hombro, Rosé bufó.

-Dejen de hacer el tonto. El grupo nos está dejando atrás, fenómeno. -dijo y se fue unos pasos lejos de ellas, avanzando, y las dos chicas se apresuraron a alcanzarla.

Al llegar a la cascada todos quedaron impresionados, caía sobre unas rocas enormes y el agua parecía transparente. El profesor pidió a los estudiantes no perderse entre el bosque y que nadaran con precaución.

Jennie recordó haber visto el bañador celeste de Rosé, por debajo de su camiseta blanca. El corazón se le aceleró, la vería casi desnuda «casi, ya que la castaña tendría su bañador» pero, sintió como las manos de su amiga la jalaban y la llevaban a un lugar más apartado.

-Ni creas que vamos a dejar que pases el ridículo allí, mientras miras a esa perra. -le dijo Chahee y Lisa asintió.

—¿De-de qué hablan? -preguntó, nerviosa.

-Hablamos de que aún no se había quitado la ropa y ya estabas babeando. -le retó Chahee y Jennie se impresionó, le habían dado justo en el clavo.

- Yo no estaba haciendo eso.

-¡Claro! No planeabas quedártele mirando mientras se desvestía, ¿verdad? - preguntó Chahee, sarcásticamente, y Jennie se sonrojó.

-¡Si lo ibas a hacer! - la acusó Lisa, muy exasperada.

- Yo soy un ser humano, perdonen. -dijo apartándose malhumorada de sus amigas - Ahora, vamos nosotras a bañarnos.

Chahee y Lisa la siguieron, aún enumerando las razones por las cual Jennie era una idiota, y se encontraron a Yeji con un bañador verde en la orilla del claro.

Las chicas ya se habían quitado la ropa, Jennie llevaba un bañador con la parte superior y la inferior en color negro lo que lograba resaltar su piel, dejando a la vista todas aquellas curvas que ha obtenido desde dejar atrás la pubertad. Yeji silbó a verlas.

Rivales - ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora