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Izuku veía a Katsuki dormir profundamente en aquél sofa, parecía que se estaba acostumbrando a su incomodidad, quería dormir, pero su pequeño hijo no nato se movía con insistencia, pateaba con tanta fuerza que creía que estaba molestó por el simplemente hecho de haber sido engendrado, suspiró y acarició una zona de su estómago donde recién lo habían pateado, desde la mañana tenía un dolor en el pecho, pero lo había callado para no preocupar a nadie, pero el dolor se intensificaba cada vez más, era una mezcla agotadora, dolor en el pecho y dolor provocado por aquellas patadas.

— Ugh...

Se quejó al sentir una patada más dolorosa, la había sentido más abajo de lo normal.

— Vamos bebé, se amable conmigo.

Murmuró mientras empezaba un ejercicio de respiración, pero de nada servía, las patadas y el dolor en su pecho se volvían más fuerte.

— Kacchan...

Murmuró mientras empezaba a sofocarse del dolor.

— ¿Qué? ¿Tienes un antojó?

Murmuró aún con los ojos cerrados, ese era el motivó por el cual se quedaba a dormir últimamente en la casa de su madre, los antojos le habían llegado tardé.

— No, me duele.

Katsuki restregó sus ojos con sus puños tratando de ver mejor en aquella oscuridad, solo para notar a un Izuku de rodillas haciendo respiraciones mientras sostenía su vientre.

— Me duele mucho.

Habló con dificultad.

— ¿Qué te duele?

— Aquí.

Izuku señaló la parte baja de su estómago al preocupado alfa que miraba la frente del omega toda empapada de sudor.

— Maldición. — Se quejó mientras agarraba las llaves de su coche y tomaba entre sus manos al omega que soltaba más lamentos. — Soporta un poco Deku, vamos al hospital.

[...]

Bakugo odiaba la sala de urgencias, veía a muchas personas entrar, pero a nadie salir y los que salían eran solo los familiares, algunos salían llorando bañados en lágrimas y otros esperaban como él, había olvidado su celular, pero afortunadamente recordaba el número de su madre y esta contestó, entre protestas y maldiciones por hacerla despertar tan temprano, pero ella entendió pronto la situación y se puso en contactó con su vieja amiga, sabía que ellos llegarían pronto.

— Familiares de Izuku Midoriya.

La voz femenina llamó su atención.

— Soy yo.

Se acercó a la mujer que le sonreía.

— Buenas noches, soy Nejire Hado, yo le daré los informes de su paciente, pero primero debe darme unos datos.

— Le daré los que más sepa.

— Edad del paciente.

— Veintisiete años.

— ¿Relación que tienen él y usted?

— Soy su enlace.

La chica asintió y anotó la información en una tabla, así siguió cubriendo los datos básicos del paciente.

— Muy bien, su paciente fue subido al segundo piso, ya dejó el área de urgencias y tiene la cama doscientos treinta y siete.

— Entiendo.

— Su doctor a cargo de su embarazo ya fue puesto al tanto y llegará en unos momentos, primero hablará con usted sobre la situación que su pareja presenta y después se dedicará completamente al paciente.

— Entiendo, pero antes de algo más, ¿Qué tiene mi paciente?

— Su paciente presentó una amenaza de abortó, pero su doctor le dirá más detalles por favor espere aquí y cuando llegue el doctor Aizawa será llamado.

La chica se fue dejando con un mal sabor de boca al alfa que caminó hasta su asiento.

— Amenaza de abortó.

Murmuró con incredulidad, su cerebro no dejaba de pensar. Su bebé y de Izuku estuvo a punto de morir. No podía creer que había empezado a derramar lágrimas, en aquella sala muy pocos le volteaban a ver, todos estaban enfrentando una lucha propia, siguió llorando en silencio hasta que una mano fue colocada en su cabeza, levantó su vista notando que era el doctor que siempre les atendía cuando venían a ver algo respetó al bebé o la salud de Izuku.

— Seca las lágrimas, tienes una tarea importante que hacer y los de afuera no te pueden ver así.

Vínculos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora