Vínculos.

3

— Vamos, tienen que comer más.

Pidió Katsuki a sus hijos que apenas y tocaban su comida.

— Tal vez necesitan al señor avión, ¡Mira Ko! ¡Di ah!

Intentó Tomura, pero su hijo simplemente fruncia el ceño.

— No quiero más.

Dijo Eri, su rostro no mostraba la misma sonrisa de siempre.

— ¿Te sientes mal?

— ¿No te gustó la comida?

Preguntaron los dos alfas a su hija, se veían preocupados, sus hijos eran niños con buen apetito y desde hace unos días apenas y tocaban sus alimentos.

— Me siento rara.

Sincero la menor.

— ¿Qué te duele amor?

Preguntó Katsuki.

— No sé.

Dijo la menor, mientras frotaba sus ojos, había soltado en llanto sin motivó. Katsuki la tomó entre sus brazos y trató de arrullarla, mientras Tomura tomaba al niño, extrañamente estaba muy dócil, los alfas se miraron preocupados.

[...]

— Shoto.

Murmuró su hermana logrando llamar su atención.

— Lo siento, ¿Qué decías?

Preguntó, su hermana le veía con preocupación.

— ¿Qué tienes?

Preguntó preocupaba, ella era la primera beta de su familia, por su condición beta no podía ver el cambio en las feromonas de su hermano, solo podía presenciar como su salud deterioraba.

— Nada, simplemente pensaba en el trabajo.

Ella veía atentamente como su hermano intentaba comer de su fruta, pero sus manos no dejaban de temblar.

— Shoto. — Le llamó mientras con sus manos  tomaba las de su hermano. — Tenemos que ir con un médico, no estas bien, mírate, tienes hasta fiebre.

— No es nada.

Con delicadeza trato de alejar sus manos de las de su hermana y sin decir más se levantó de la mesa. El gritó de la beta se escuchó en gran parte de la casa, el cuerpo de su hermano había llegado al límite.

[...]

El doctor pelinegro veía fijamente a los dos niños, la fiebre no quería ceder, fuera de la habitación sabía que estarían los dos alfas padres de ellos, pero aún no podía dar un diagnóstico si los análisis de su colega el pediatra no llegaban.

— ¡Yuju! Ya llegué.

Anunció un rubio que entraba a la habitación alegremente, pero recobró la compostura al ver a los infantes.

— Los resultados.

Exigió Aizawa. El rubio le entregó su carpeta.

— ¿No es mejor tener a los dos en el área de pediatría?

Preguntó.

— Tienen que estar en constante vigilancia, por eso también los tenemos en esta habitación y cuando estuvieron en pediatría empezaron a ponerse peor.

— ¿Por qué?

— Es lo mismo que me pregunto yo, pero fue una de las enfermeras que comentó que sería mejor tenerlos cerca de la zona de urgencias por si algo sucedía.