CAPÍTULO 04: Reencuentros y Desencuentros

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LEANDRA BROOKS:

Nos dirigimos a nuestra última clase del día: Matemáticas. Era horrible. De verdad. Podría estar estudiando para el examen final en lugar de perder el tiempo en un tonto baile. Pero ya le había prometido a Caroline que iría con ella, así que ahí estaba, intentando sacudirme la negatividad mientras el profesor explicaba el teorema de Pitágoras como si estuviera desenterrando secretos del universo.

Al final de la clase, me adelanté un poco para esperar a mis amigos en el estacionamiento. No quería tener que lidiar con la mirada de esos chicos del equipo de fútbol, así que me mantenía a la distancia prudente.

—¡Leah! —escuché esa voz inconfundible que me hizo tensar los hombros. Jason. ¿Por qué, hoy de todos los días? Ya había pasado suficiente con el anuncio del baile, y ahora esto.

Me giré lentamente, poniendo mi mejor sonrisa de "me alegra verte" cuando, en realidad, lo último que quería era tener esta conversación.

—Hola, Jason —dije, intentando que mi tono no delatara las ganas de huir.

—Te he estado buscando todo el día, mi amor —soltó con esa familiaridad que hacía que algo dentro de mí se encogiera. Mi amor. ¿Por qué seguía llamándome así? Había sido cursi cuando estábamos juntos, pero ahora era incómodo, como usar ropa que ya no te queda.

Jason y yo habíamos salido durante el último año de secundaria, y aunque no fue una relación mala, tampoco fue la gran historia de amor que él parecía seguir pensando. Al menos no para mí. Él, sin embargo, no se daba cuenta. O no quería darse cuenta.

—Sé que debes estar emocionada por el baile de bienvenida... —siguió diciendo con esa sonrisa cálida, sin notar mi incomodidad—, así que quería preguntarte si... ¿te gustaría ir conmigo?

Ahí estaba. El momento que había estado evitando todo el día. Lo había visto venir, pero eso no hacía que fuera menos incómodo. Mi mente comenzó a trabajar frenéticamente buscando una excusa convincente, algo que no lo hiriera pero que dejara claro que no, no quería ir con él. Sabía que Jason tenía buenas intenciones, y no quería ser cruel, pero tampoco podía soportar la idea de darle falsas esperanzas. No otra vez.

—Lo siento, Jason, yo... —comencé a decir, pero justo cuando iba a inventar algo sobre tener otros planes, sentí una mano en mi hombro. Una salvación.

—¡Hola, Jason! —Caroline, con su cabello castaño y una camiseta de flores púrpura, apareció como un huracán, con su tono despreocupado pero sus ojos brillando con determinación—. Lamento interrumpir, pero Leah ya tiene planes... conmigo. Vamos a ir juntas. ¿No te lo dijo?

Mis músculos se relajaron al instante, y me aferré a esa salida como si fuera un salvavidas. Gracias, Caroline.

Jason parpadeó, claramente sorprendido. Su sonrisa, aunque forzada, se desinfló un poco. —Vaya, qué lástima... —murmuró, llevándose una mano al pecho con ese toque dramático que me hizo recordar por qué habíamos terminado—. Bueno, a la próxima será... —añadió, como si realmente creyera que habría una próxima vez.

—Sí, claro, a la próxima —mentí rápidamente, solo queriendo que esta conversación terminara. No habrá próxima.

—Nos encantaría quedarnos a charlar, pero ya sabes, tenemos cosas que hacer. Preparativos, planes, cosas de chicas —Caroline me dio un leve empujón hacia la salida, sin darle a Jason la oportunidad de replicar.

Caminamos rápidamente, y no fue hasta que estuvimos fuera que dejé escapar el aire que había estado conteniendo. Mis pensamientos eran un caos. Me sentía mal por Jason, porque, en el fondo, él era un buen chico. Pero al mismo tiempo, no podía obligarme a sentir algo que ya no estaba ahí. No podía seguir pretendiendo.

MÁS QUE ENEMIGOS ©  [Reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora