CAPÍTULO 14: Cruzando Límites. Tragedia disfrazada de Halloween.

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¡Y hoy un especial! Aprovechando que ya empieza Octubre, el mes de las brujas, encontrarán una pequeña sorpresa debajo, o varias ;).

¡Gracias por Leer!



LEANDRA BROOKS:

—Relájate —le respondí, rodando los ojos como si tuviera la paciencia de un santo—. La gente te mira como si estuvieras loca... ¡Y mira! Aún quedan disfraces. Claro, no los mejores, pero nada que no podamos arreglar.

¿Dónde estamos? Oh, claro. Pequeño detalle.

Dejen que los ponga al día: habían pasado un par de semanas desde que el resfriado decidió que sería mi compañero de vida. Mi madre, siempre la exagerada, me había retenido en casa hasta asegurarse de que no era portadora del apocalipsis. Ay, Isabel. Luego se preguntan de dónde saqué mi vena dramática.

Así que, ahí estaba yo, en mi tediosa rutina de vida. Nada fuera de lo común, excepto que últimamente me estaba llevando un poco mejor con Kay. O bueno, lo suficiente para no desear su desaparición inmediata cada vez que nos cruzábamos. Aunque, siendo sincera, el deseo de asesinato seguía rondando de vez en cuando.

—¡Jason! —el grito agudo de Viviana resonó en el centro comercial—. ¡Devuélveme mi cartera ahora mismo o juro que te mato!

Bueno, lo dicho: que yo me llevase bien con Kay no significaba que el resto de mi vida se hubiera vuelto un cuento de hadas. Desde mi posición estratégica, observé cómo Jason corría por su vida, con Viviana pisándole los talones. Parecía una persecución sacada de un mal episodio de una telenovela. Pobre tipo.

—¿Me estás escuchando? —la voz irritada de Caroline interrumpió mi entretenimiento gratuito. Giré los ojos marrones hacia ella con la mejor cara de inocencia que pude.

—Claro. —Mentira.

—¿Ah, sí? ¿Y qué acabo de decir? —Me miraba con esos ojos de "más te vale haber prestado atención" mientras yo fingía recordar algo útil.

—Eh... Vale, tal vez me distraje un poco con esos dos —admití, señalando la escena que todavía se desarrollaba frente a nosotros. Caroline bufó, poniendo una mano en su frente. Yo traté de ocultar mi sonrisa mal disimulada.

Irene, que se había mantenido en silencio hasta entonces, decidió que era su momento de intervenir, poniéndome una mano en el hombro y carraspeando.

—Decíamos que en esa tienda parece que hay buenos disfraces.

Ah, claro. Hoy era 31 de octubre. ¡Feliz Halloween, supongo! Personalmente, Halloween me importaba lo mismo que el horóscopo de ayer, pero por primera vez en años, había aceptado voluntariamente ir a una fiesta, sin ruegos. Porque, seamos sinceros, cualquier cosa era mejor que quedarme en casa entregando dulces a unos niños maleducados que me llaman "señora".

¿Señora? ¡Por favor!

—Podemos ir si quieren, me da igual —dije encogiéndome de hombros, como quien acepta su destino con dignidad.

El plan era simple: comprar disfraces para la fiesta de Logan. El Instituto entero iría, por supuesto.

Spoiler alert: sigo odiando a la humanidad.

(...)

—¡Voy a matarla! —Caroline, con su delicadeza habitual, gritó como si estuviera lista para cometer un crimen.

—¡No, Caroline, no! —la provoqué con un tono juguetón, porque, claro, provocar a alguien en un estado de rabia siempre es una excelente idea.

—¿Alguien la calma? —Viviana cruzó los brazos, observando la escena como si fuera una comedia ligera de la que no quería perderse ni un segundo.

MÁS QUE ENEMIGOS ©  [Reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora