CAPÍTULO 09: Entre buses y dragones.

615 119 92
                                    


LEANDRA BROOKS:

— No puedo creer que me hayas hecho esto —exclamó Kay con una mezcla de irritación y cansancio, aunque se corrigió de inmediato—. Bueno, en realidad sí puedo creerlo. ¿Sabes a qué hora me fui de aquí anoche? Casi me toca dormir en el instituto.

Solté una risa sarcástica, más fuerte de lo que pretendía.

— ¿Me importa?

— Claro que no te importa —replicó Kay con un bufido, su mirada fija en mí como si intentara leer algo en mis ojos. Por primera vez, no estaba tan perfectamente arreglado, estaba más despeinado que de costumbre y tenía un poco marcada la ojera.

Vaya, sí que le ha afectado.

— ¿Qué puedo decir? Fue divertido —respondí, con la misma arrogancia con la que él había tratado conmigo el día anterior.

Lo cierto es que después del drama de ayer, y tras una conversación incómoda con mis mejores amigos, hoy parecía un nuevo día... o al menos eso quería creer. Llegué al instituto, intentando dejar atrás los recuerdos de la tarde anterior. Kay, como siempre, ya estaba ahí, esperándome desde temprano con una expresión en su rostro que era un auténtico poema de frustración.

Ignorándolo deliberadamente, me senté en otro lugar, lejos de él, evitando su presencia y cualquier conversación que inevitablemente iba a comenzar. Lo más sorprendente fue que los profesores, por una vez en la vida, no notaron mi cambio de sitio. Un pequeño triunfo personal. Pero claro, el universo no me iba a dejar escapar tan fácilmente. Apenas terminó la clase, Kay salió corriendo detrás de mí, persiguiéndome por el pasillo, reclamando a gritos el porqué de mi actuación de la tarde anterior. Yo, por mi parte, seguía caminando, haciendo todo lo posible por ignorarlo, como si su existencia no fuera más que una ligera molestia en el aire.

— Esto no tiene gracia, Brooks —espetó, visiblemente exasperado.

— Y no espero que la tenga, Bance —dije con tono seco mientras guardaba mis libros en mi taquilla, sin siquiera mirarlo. —Bueno, al menos no para ti.

— Esto no va a quedar así —insistió, con una amenaza que carecía completamente de sustancia.

Qué miedo, pensé sarcásticamente.

Justo en ese momento, el timbre sonó repetidas veces. Era la señal de una alerta. Una que significaba que nos reunirían a todos fuera, en el patio. Perfecto, justo lo que necesitaba: estar rodeada de gente cuando lo único que quería era evaporarme. Guardé los últimos libros y comencé a caminar en dirección al patio, sintiendo la mirada de Kay perforándome la nuca. Aunque no lo veía, podía sentir el peso de sus ojos sobre mí, siguiéndome cada paso. Me incomodaba, lo admito, pero no iba a darle el gusto de saberlo.

Cuando llegué afuera, el patio ya estaba lleno de estudiantes, todos murmurando y adivinando qué sucedía. ¿Quién habría puesto una bomba esta vez? No pasó mucho tiempo hasta que el director apareció frente a todos nosotros, con su acostumbrada mirada severa y ese megáfono que le daba a su voz un tono aún más intimidante.

— Mariza, toca el timbre de nuevo, por favor. Aún faltan algunos estudiantes —ordenó el director a la secretaria, una mujer que no pude evitar sentir un poco de pena por ella.

Al cabo de unos minutos, llegaron los demás. Entre ellos, Viviana, Irene, Jason, Noah y Caroline, además de otros que apenas conocía de vista. Resultaba irónico cómo, después de todo este tiempo, ahora estaba empezando a conocer mejor a la gente de mi propio salón. Increíble. Mejor tarde que nunca, supongo.

MÁS QUE ENEMIGOS ©  [Reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora