Summary: Había pasado medio año desde que Stolas, príncipe del infierno y comandante de 26 legiones de demonios, se divorciara de su esposa. El castillo gigante en el que vivía se había sentido completamente solo y vacío en los últimos meses.
Entonces, cuando Vox se le acercó con la idea de un programa de citas, el Príncipe accedió con entusiasmo a la oportunidad
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Capítulo 7 : ¡¡¡minigolf!!!
Su alteza real se despertó muy repentinamente por el sonido de la puerta de su dormitorio abriéndose de golpe. Entró nada menos que el propio Lucifer.
—Hola amigo, odio molestarte tan temprano en la mañana pero necesito tu ayuda hoy.— declaró el diablo con temática de manzana, caminando hacia su mano derecha, que estaba adormilada sentada en la cama.
—Ese señor supremo de dos cabezas titulado está actuando en el lado este del pentagrama—. él explicó. —Tenemos que encargarnos de esto antes de que los otros señores supremos tengan ideas estúpidas. Lo último que necesitamos ahora es una revolución—, dijo, dándole una palmada en la mejilla al príncipe. —¡Así que arriba!
El Búho bostezó, luego de repente tuvo una mirada de pánico en su rostro y se sintonizó para mirar su cama. Afortunadamente estaba vacío, Blitzy no se veía por ningún lado. No quería explicarle a Lucifer por qué se acostaba con un diablillo, alguien a quien el Rey del infierno consideraba el ser más bajo de los más bajos.
—Dame veinte minutos para levantarme, estaré contigo—. dijo haciendo un gesto para que su amigo esperara afuera.
—Te doy 15— Lucifer dijo, dando zancadas hacia atrás.
Una vez que la puerta se cerró de nuevo, el príncipe se levantó de la cama y cojeó hacia su armario, todavía le dolía el tobillo. —Me pregunto por qué se fue... — murmuró para sí mismo, pensando en su última noche con Blitzo.
El príncipe había pensado que una vez que se hubiera divertido con el diablillo, esta extraña obsesión se detendría, sus deseos finalmente satisfechos. Pero, por desgracia, aunque la noche anterior había sido endiabladamente deliciosa y satisfactoria, el pequeño demonio cornudo todavía estaba al frente de su mente.
Quería saber más sobre él, sobre este pequeño diablillo audaz con su sonrisa maliciosamente caliente. ¿Estaría dispuesto a someterse a una esclavitud? ¿Prefería látex o cuero? ¿Cual era su color favorito? ¿Qué estaba haciendo para ganarse la vida? ¿Tenía familia? ¿Y cuál era su sabor de helado favorito?
Dios mío, parecía que esta obsesión solo había empeorado.
—¡Date prisa Stolas, tenemos mucha mierda que hacer!— Lucifer lo llamó a través de la puerta, sacando a la realeza de sus pensamientos.
—¡Solo dame un minuto por favor! ¡Necesito llamar a Vox y cambiar los planes para hoy!— gritó el príncipe, poniéndose rápidamente los pantalones.
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—Dado que nuestro soltero plumoso se ha ido hoy, y no volverá a aparecer hasta probablemente mañana a la hora del almuerzo, mi bebé Voxy me llamó para ayudarme por hoy—. Valentino terminó con una sonrisa. Le guiñó un ojo a Angel Dust, que parecía molesto.
