Esta es la historia de ____ welting, su entrada al mundo paranormal y su historia junto a los hermanos Winchester pero una cercanía a Sam Winchester.
Adaptaré este libro a cómo se me ocurra, no respetaré todo lo sucedido en la serie (como la muerte...
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Narra ______
Nuestros días se habían pasado entre cuidarme, investigar y perseguir o tener enfrentamientos con Dick Roman y ver cómo se encontraba Castiel, ya que después de unas semanas se digno en aparecer, por lo que los chicos me habían contado Roman era el líder los leviatanes y los leviatanes fueron los seres que Dios creó antes que a los seres humanos, pero gracias a mi ángel favorito y codicioso habían salido del purgatorio, lugar al cual pertenecían y gracias a ello estaban rondando en nuestro mundo haciendo de las suyas para lograr extinguir toda nuestra raza.
-¿Cómo te sientes?- pregunto mi apuesto novio entrando a mi habitación, dejándome en la mesa de noche un jugo de lo que parece frutos rojos, una tostada con un huevo estrellado arriba de ella y una porción de fruta aun lado.
-Me encuentro bien Samy, ya me siento mucho mejor que hace unas semanas- le respondí al castaño sonriéndole honestamente.
-Me alegro mucho cariño, necesito que tomes tus medicamentos y vitaminas así que ten, provecho- comentó lo último como chiste para después entregarme mi cóctel de pastillas las cuales tome con desagrado.
-¿Ya desayunaste sweetie?- pregunte curiosa.
-Si hermosa, desayune hace una hora, te toca a ti hacerlo, ¿quieres que te acompañe o desayunas sola?- mi novio pregunto mirándome fijamente.
-Si no tienes más qué hacer no estaría mal que me acompañaras- conteste tímidamente.
-Muy bien señorita desayunemos o más bien desayuna- el menor de los Winchester se sentó a mi lado y pasó una de sus manos detrás de mi espalda.
Mi desayuno consistió en sam contándome cosas sobre cazas con su hermano que habían pasado hace años, cosas de su niñes o sobre lo que enfrentaríamos en un futuro con Román, mientras el alto me contaba todo eso su mano reposaba o en mi muslo o en mi espalda.
El mayor de los winchester había encontrado un caso por lo que los hermanos habían decidido ir y no llevarme, desde que se enteraron de mi anemia me habían empezado a tratar más delicadamente que antes cosa que hasta cierto punto me irritaba ya que no me llevaban de casería, con trabajo me sacaban a comprar cosas al súper y los tenía todo el tiempo encima de mi, si no era el mayor era el menor pero siempre había uno de ellos dos a mi lado.
-¿Por que no puedo ir? No cuenta decirme por que estás "enferma"- contesta hasta cierto punto enojada.
-Cariño no podremos estarte cuidando o al pendiente de ti- contestó mi novio.
-No lo necesito, sé cuidarme sola- hable agresivamente.
-¡¡pero no ahora!!- grito amargamente Sam.
-Ire con ustedes y no te estoy preguntando Samuel, te estoy afirmando- tome mi maleta y pase a su lado golpeando su brazo ha que ni de chiste llegaba a su hombro.
Metí mi mochila a la cajuela del carro y me monte en la parte trasera sin esperar a que uno de los dos dijera algo, los hermanos se adentraron al impala, el mayor viéndome interrogativamente y el mejor con cierto enojo, Sam estaba apunto de soltar una palabra hasta que yo hablé.
-Ni se te vaya a ocurrir joder William, tenemos un largo viaje y no planeo escuchar tus sermones- el castaño sólo volteó los ojos en señal de disgusto.
El camino estuvo silencioso, bajamos a comprar comida, echarle gasolina al carro o por que necesitábamos ir al baño, cuando el sol empezó a caer me acosté en la parte trasera del carro y cerré los ojos para poder conciliar el sueño.
-Ya llegamos, despierta- sentía como alguien me movía suavemente.
-Vamos, despierta- la voz que reconocí como la de Sam, me sacudía más fuerte que la anterior.
Desperté un con poco de mal humor pero tampoco dije nada solo me senté y me baje del carro.
-¿Donde estás Dean?- pregunte sería hacia Sam, aún seguía enojada con el y más el mal humor que tenia mi enojo hacia el aumentaba.
-Fue a pedir el cuarto- Contestó Sam igual de cortante que antes, se notaba que a ninguno de los dos se le había pasado el enojo.