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Es verano, es Busan. Y Jungkook conoce a Kim Taehyung, y tiene la certeza de que lo que lleva por dentro se siente, por primera vez, como amor genuino.
Pero el verano se acaba y la suya es otra de esas historias entre mile...
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A los siete años, Taehyung llegó en verano a la casa de su abuela y escuchó como ella les contaba a sus padres que tenía nuevos vecinos desde hacía un par de meses. Un hombre de aspecto rígido y hosco, una mujer que todo el tiempo parecía nerviosa, y una niña pequeña, que debería tener aproximadamente la misma edad que Taehyung. Según su abuela, el hombre parecía trabajar en alguna especie de empresa u oficina, se la pasaba entrando y saliendo, y la mayoría del tiempo no estaba en la casa. A la mujer la había cruzado un par de veces en un mercado cercano, con la niña pegada a ella, sosteniendo siempre la falda o chaqueta que llevara puesta.
Uno de esos días, el padre de Taehyung salió a fumar al jardín.
—Es un hombre de valores —le contó a su abuela —Cruzamos palabras, trabaja en el gobierno y mantiene a su familia como corresponde.
Su abuela hizo una mueca extraña, pero no comentó nada al respecto.
Una semana después, cuando sus padres habían vuelto ya a casa y Taehyung todavía disfrutaba de las vacaciones, oyeron los gritos. Era fin de semana, temprano por la tarde, y su abuela y él hablaban sobre adónde irían a cenar esa noche, mientras miraban caricaturas. Su abuela apagó el volumen del televisor por un instante, y ambos fueron conscientes del estruendo que un objeto desconocido hizo al estrellarse y romperse.
De manera precipitada, su abuela lo tomó de la mano y le adecentó la ropa; y cuando Taehyung lo notó, ya estaban frente a la puerta de la casa de los vecinos, golpeando con insistencia. Los pasos resonaron con fuerza, y alguien estaba abriendo de un tirón.
Ese hombre que había visto dos veces mientras jugaba entre las plantas de su abuela, estaba parado frente a ellos, las aletas de su nariz expandiéndose al inhalar con fuerza y sus ojos rojos. Su abuela adoptó una postura firme, alzando el mentón; y Taehyung se sintió tan asustado que se escondió detrás de ella.
—Verá —su abuela dijo con una voz suave que distaba mucho de su porte —Creo haber notado que su hija tiene la misma edad que mi nieto. Y sé que no es usual, pero está aquí de vacaciones y está aburrido. Y yo soy muy vieja como para entender el tipo de entretenimiento que prefieren los niños de hoy, así que estaba preguntándome si le importaría dejarla salir por un rato ¿Tal vez, por favor? Solo se mantendrán en mi casa.
El hombre les cerró la puerta en la cara sin darles una respuesta, pero su abuela no desistió y volvió a prenderse al timbre. La siguiente vez que se abrió, la mujer arrastraba a la niña de forma apresurada mientras le colocaba una mochila en los hombros.
—Ve cielo, mami irá por ti más tarde ¿Sí? La señora Kim es muy amable y hornea unas galletas fantásticas. O eso es lo que he oído en la tienda ¿Cierto? —su abuela asintió y sonrió para la pequeña.
—Mami, no —la niña protestó.
—Wheenie, todo está bien. Solo ve. Iré por ti, lo prometo.
Su abuela les tomó a ambos una mano, y regresaron a la casa. Esa tarde, Taehyung se esforzó por ser todo lo amable que pudo, le mostró cada juguete y le ofreció cada crayola que tenía, sin embargo, Jung Wheein se mantuvo en silencio la mayor parte del tiempo, toqueteando uno de sus propios muñecos que había cargado en la mochila.
