Una de las razones por las que Taehyung amaba el verano y viajar cada vez que las vacaciones comenzaban, era porque su abuela cumplía años unas semanas después de que la escuela terminaba. Aunque los cumpleaños no fueran de gran relevancia para la mayoría de las personas, a él le parecía que compartir ese día con ella era el gesto mínimo que podía regalarle; desde que era un niño Taehyung recordaba que ni su padre ni su madre se preocupaban por eso, que siempre partían de vuelta a Daegu antes de que la fecha llegase, o que la ignoraban si estaban en Busan. Pocas veces sus primos o tía se habían acercado a saludarla, si no fuese por Wheein y su madre, por él y un par de vecinas que iban en la tarde a conversar, Taehyung tenía la certeza de que ese sería un día muy solitario para Suni.
Sin embargo, había una tradición que su abuela se había empeñado en seguir cada año desde que era pequeño. Él no podía recordar exactamente cuándo había empezado, solo que Wheein y su madre también se habían sumado en algunas ocasiones, y que luego, cuando sus padres finalmente se divorciaron, hubo años en los que su amiga ya no pudo, a pesar de que quería.
La actividad era muy simple, se levantaban muy temprano en la madrugada, empacaban frutas, bebidas y sándwiches, y partían camino a observar el amanecer en la playa. Con gafas y sillas plegables, todos esperaban que el sol saliese; y cuando acababa de asomarse por completo, entonces por fin podían cantar las felicitaciones y compartir pastel. Su abuela repetía que era una costumbre que la hacía sentir llena de vida, que ver cómo un nuevo día, su día, comenzaba, era la inspiración que necesitaba para enfrentar un año más con el temple necesario.
A Taehyung le encantaba hacer aquello, le mostraba lo inusual que podía ser su abuela, le hacía creer que había heredado de ella muchas costumbres, manías y colores a pesar de que no compartían sangre; cuando la veía hacer cosas como esa, se sentía menos raro, no tan fuera de lugar, creía que había espacio para él y para todo lo que sentía.
Hubo una vez, una de las últimas y más especiales, una de las que Taehyung recordará por siempre. Fue el verano siguiente después de confesarle que era gay, fueron solo ellos dos. Su abuela había preparado las cosas favoritas de él y no las propias, fresas, mandarinas, patatas, quesos, la sopa que ella cocinaba, el té dulce derivado de sus extractos y diferentes panes. Esa vez los dos habían esperado sentados, su abuela cubriendo sus piernas con una manta abrigada a pesar de que la brisa era agradable, esa vez Taehyung había tenido que tenderle la mano para que pudiera ponerse de pie, porque su espalda y huesos dolían cada vez con más frecuencia e intensidad. Antes de que el sol saliese, su abuela le habló con calma.
"Me estoy poniendo demasiado vieja, Osito" le dijo, y él se rió porque ella siempre decía ese tipo de cosas, pero esta vez ella solo le dio una sonrisa afligida como respuesta.
"No deberías preocuparte por eso, estaré aquí para cuidarte cuando tú no puedas" fue lo él le prometió de forma desenfadada, aunque lo decía muy en serio.
"No me preocupa eso, me preocupas tú. Y tus padres. Y que nadie sea capaz de hacerte saber lo valioso que eres cuando yo ya no pueda. Que nadie te repita que puedes hacer cualquier cosa que quieras y que desees. Que no entiendas a tiempo que eres importante, que cambiaste mi vida y revolucionaste el mundo" su abuela había dicho entrelazando los dedos de los dos.
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Como en aquel verano - Taekook (kookv)
Fanfikce[Disponible en físico ✨📚] Es verano, es Busan. Y Jungkook conoce a Kim Taehyung, y tiene la certeza de que lo que lleva por dentro se siente, por primera vez, como amor genuino. Pero el verano se acaba y la suya es otra de esas historias entre mile...