•DENIED• ×Rubegetta× {Decisiones}

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Rubén salió corriendo del bosque sin mirar atrás.
Sabía que el Alfa le estaría siguiendo y si era así no tardaría mucho en atraparle.

Pero para su mala suerte el Omega tropezó con una rama del suelo y cayó.
Antes de poder levantarse volvió a sentir el olor de el Alfa cerca.

Rubén comenzó a sentirse sin fuerzas y finalmente todo se volvió negro.

(...)

Cuando Rubén despertó ya no se encontraba en el bosque o en lo que futuramente sería su casa, sino que estaba en una habitación a decir verdad bastante bien decorada.

Tenía un baño cerca y al mirar por la ventana solo pudo ver una muralla y algo de lo que parecía césped ¿Se encontraba en una fortaleza amurallada?

Se levantó de la cama la cual tenía las sábanas de color morado. Pensándolo mejor, casi todo era de color morado ¿Que tipo de obsesión tenía el dueño de esa casa con ese color? Aún que no le reprocharía nada debido a su amabilidad de dejarle quedarse en su casa hasta que despertó.

Antes de siquiera poder levantarse la puerta se abrió, dejando ver a un Alfa de pelo negro y ojos morados al igual que toda la casa. Y lo que era peor, su destinado.

Se asustó de siquiera haber pisado su casa.

-Por fin despiertas- dijo entrando a la habitación- ¿Porque saliste corriendo? Miré alrededor y no vi ningún monstruo.

Rubén estaba estático en su lugar, sin decir ni una palabra. Buscando de todas las formas posibles alguna ruta de escape para salir de la casa cuanto antes.

-¿Te encuentras bien?- preguntó el Alfa acercándose cada vez más a el.

-¡No te me acerques!- exclamó el rubio.

El Alfa pelinegro paró en seco con una expresión que no sabría bien como describir.

-¡Déjame irme de aquí!

-Rubén el doctor del pueblo ha dicho que- trató de hablar el Alfa.

-¡He dicho que me dejes irme!- exclamó Rubén antes de levantarse de donde estaba y caminar bastante rápido a la puerta, trataba de sonar seguro de si mismo pero a decir verdad tenía miedo.

-¡Rubén!- dijo el Alfa antes de que el Omega se fuera de la habitación.

El más alto no había usado su voz de comando pero por alguna razón Rubén paró en seco y sin poder evitarlo comenzó a llorar.

-N-no me hagas daño por favor- susurró el Omega.

El pelinegro se acercó a él, al cual para ese momento ya se le escuchaba llorar.
Se acercó al Omega y le abrazó.

Rubén trató de evitarlo pero finalmente se dejó abrazar por el más alto. No dejaba de sollozar y de pronto, el Alfa se dió cuenta de que aquel Omega que lloraba entre sus brazos era su destinado.

El Alfa trató de tranquilizarlo liberando sus feromonas y finalmente el Omega calló dormido.

Aún no se conocían lo suficiente para siquiera llamarse amigos, pero si algo tenía seguro el Alfa, era que conquistaría a ese Omega que le llamó la atención desde que lo vió.

Good Ending