🧁

79 11 0
                                    

Tras un par de comentarios de sus dos amigos y los dos Alfas convencieron a Rubén de ir al pueblo.

Y así, sin maletas ni nada lo subieron al tren excusándose con que podría comprar ropa nueva en el pueblo.

Se sentó junto a Mangel y Vegetta, el cual no se había separado de él en ningún momento y por alguna razón no se sentía para nada incómodo con su presencia.

Al contrario a como había pensado siempre esta vez se sentía protegido en todos los sentidos.

El viaje en el tren se le pasó rápido puesto que permaneció hablando con Mangel, Luzu y Vegetta todo el camino. Lolito en cambio se había dormido apoyado en el hombro de su novio.

(...)

Después de tres horas llegaron al pueblo sanos y salvos y al bajar Mangel y Lolito caminaron a por sus maletas.

Si estuvieran en otro caso Rubén saldría corriendo del lugar puesto que estaba acompañado de dos Alfas. Pero en ese momento se encontraba algo embobado con las feromonas del Alfa más alto. No sabía en qué momento le había agarrado de la mano pero al parecer al mayor no le importaba en lo absoluto aquel ligero roce.

Con respecto al otro Alfa, Rubén no sentía ni su presencia, le extrañaba que nadie en toda la estación hiciera mala cara al fuerte olor de Samuel el cual no dejaba de respirar. Todos pasaban de largo al verles y eso a Rubén le extrañó.

Nunca nadie le explicó cómo funcionaban las parejas destinadas, ni el celo, ni los Omegas... Prácticamente tuvo que descubrirlo todo por si mismo.

Cuando por fin llegaron Mangel y Lolito con sus maletas los cinco caminaron por el pueblo dirigiéndose al cartel de Karmaland donde les esperaban el resto de héroes, tanto nuevos como antiguos.

-Hola- saludó Vegetta al llegar.

-Hola- añadió un chico pelinegro bajito, el cual se encontraba junto a un rubio de ojos achinados, un castaño con un mechón rubio y lo que parecía ser un búho humano.

Después de las presentaciones los nuevos comenzaron a caminar hacia el hotel en el que habían reservado y los héroes hacia sus casas.

Pero Rubén se encontraba en un pequeño problema, no había reservado ninguna habitación en el hotel del pueblo y no tenía una casa. Y para colmo la noche estaba por caer.

Sus dos amigos estaban demasiado distraídos con su amor mutuo por lo que ya se habían ido al igual que todos los demás dejando a Rubén solo hasta que escuchó una voz a sus espaldas.

-Puedes quedarte en mi casa hasta que te hagas una- al girarse y encontrase a Samuel se tensó de inmediato.

No estaba dispuesto a pasar tiempo en una sola casa con un Alfa pero al recordar lo amable que había sido con el y la forma en la que le había ayudado sin siguiera conocerle decidió darle un voto de confianza.

-E-esta bien- susurró lo suficientemente alto como para que Samuel le escuchara.

-Prefecto, entonces sígueme.

Ambos caminaron hacia una isla flotante enorme que se levantaba en el cielo dejando sorprendido a Rubén y orgulloso a Samuel.

(...)

Después de once meses desde que se mudaron al pueblo Rubén ya tenía su propia casa así que tuvo que dejar de vivir en la casa de su novio.

Oh! ¿Olvidé mencionarlo? Al pasar cinco meses de conocerse Samuel le pidió al Omega convertirse en su pareja, a lo que este aceptó con algunas dudas que fueron acalladas al ver la sonrisa en el rostro del más alto.

•DENIED• ×Rubegetta× {Decisiones}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora