XVIII

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Paula.

Me detuve en la puerta de Lucas con las manos llenas de comida, recelosa al ver la puerta entreabierta y el lugar en completo silencio. Me asomé un poco, pero no pude ver más que el pasillo que conducía a la sala en plena soledad causándome mayor incomodidad.

— ¡Escúchame bien, Lucas Stark! —la tensión inundó mi cuerpo al escuchar la voz de la mujer del otro lado de la puerta. No me moví, permanecí allí con el corazón latiéndome desbocado y con un nudo en la garganta que me impedía reconocer bien las cosas a mi alrededor. Estaba aquí. —Te he permitido muchas cosas, pero no pienso dejar que apartes a mi hijo de mí para que siga tus pasos.

— ¿Mis pasos? —la voz de Lucas sonaba despreocupada y a pesar de que lo mejor era que saliera corriendo antes de ser vista, mis pies parecían no estar de acuerdo con lo que mi cerebro podía llegar a querer. —Mírame muy bien tú, mamá. —pasé saliva, mis manos sudando. En cualquier momento la comida se enfriaría, pero me importaba muy poco.

No podía verme, ella no podía saber que yo estaba aquí, que era parte de su vida nuevamente. No aún. No cuando apenas lo había tenido conmigo unos cuantos meses.

Conocía muy bien a Barbara Stark, era frívola, perfeccionista y cruel. Esa fue la parte que no dudó en mostrarme a mí cuando le pedí ayuda, cuando le rogué que me ayudara a no perder a Lucas. Apenas me había enterado de que estaba embarazada y se lo dije, pensé que un bebé derretiría su negro y malvado corazón, que no le quitaría a mi hijo la oportunidad de tener un padre, pero solo envió a su personal de seguridad a que me sacaran de su casa aduciendo que era una oportunista que se quería aprovechar del estado de su hijo, aún cuando Bianca le prometió que no era así.

Me dijo que si a Lucas le sucedía algo sería mi culpa, que por mi culpa él se subió a esa motocicleta y yo había sido la causante de su accidente. La culpa me persiguió durante meses, hasta que Bianca me dijo que él había discutido con ella porque fue en busca de una oportunidad. Él lo hizo por nosotros y acabó casi muerto.

— ¿Cómo te atreves a decirme eso? —su voz dolida causó estragos en mí. Yo no la odiaba, no albergaba esos sentimientos en mi vida porque no quería que en un futuro mi hija los tuviese y ser una hipócrita al decirle que solo envenenaba su alma. No obstante, esa mujer solo traía recuerdos no gratos a mi cabeza. —Todo lo que he hecho por ustedes y así me pagas.

— ¿Ah sí? —escuché el tono de voz amenazante en la voz del hombre que amaba y pasos resonaron con fuerza. —Dime que demonios estaba haciendo en tu casa el día del accidente, dímelo y reconsideraré el hecho de que eres una mala madre. —espetó haciéndome dar un paso atrás.

Ella nunca se lo diría. Bianca, ella y yo habíamos callado todos estos años por razones completamente distintas, pero de cualquier forma, lo habíamos hecho. Nunca colocaría a Lucas en contra de su madre y decirle la verdad de una manera u otra conllevaría a ello. Tal vez se enojaría conmigo, creería que estuve jugando con él todo este tiempo, pero además, buscaría respuestas a todo y había algunas que yo no estaba dispuesta a dar. Murieron con el bebé que perdí.

— Te lo he dicho mil veces, cielo. —se acercó a ella. —No estabas conmigo. —la escuché llorar y no podía creer lo buena actriz que era esta mujer.

Bianca había estado a punto tantas veces de decirle la verdad a Lucas, pero se contuvo. No por su madrastra, sino por él y por mí, porque no sabíamos como tomaría Lucas la realidad y el doctor había sido enfático en que lo mejor era que continuara con su vida y no se esforzara en recordar.

— No te creo, nunca lo he hecho y nunca lo haré. —soltó de mala gana. —¿Qué me ocultas? ¿Qué es tan grave que nunca me has querido decir la verdad?

SUDDEN DEATH (Kings Of The Game #6) SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora