EPILOGO

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Lucas.

Cuatro años después.

Los gritos resonaron por toda la casa seguido de los ladridos por parte de Simba desde el balcón mientras raspaba con sus uñas el cristal, enojado por estar encerrado del otro lado de la puerta sin ninguna forma de pasar.

— Sé que estás enojado, yo también lo estaría, pero te dije que no te soltaras y lo hiciste. —dije como si me entendiera al llegar a su lado, tocando con mi dedo índice varías veces el cristal empañado.

Habíamos ido al parque y mordió el collar hasta que se deshizo de él, corriendo hasta llegar a donde los perros callejeros jugaban. No estaba mal con eso, de no haber pescado varias garrapatas en el proceso y ahora luego del baño del veterinario no podía estar cerca de ninguno de los muebles porque los terminaría dañando. Paula no podía hacerse cargo de las cosas más allá de lo que su vientre de siete meses se lo permitía, no ayudaban tampoco los gritos por toda la casa.

Se suponía que debía estar descansando, pero algo en las niñas ensayando en el estudio no entendía eso. Cuando me dijo que Alaia y Amelia ensayarían aquí, no le vi problema, hasta que no fueron dos niñas las que aparecieron sino diez de ellas junto a sus madres.

— Y yo que pensé que esto mejoraría con el tiempo. —se mofó Nicholas llegando a mi lado y tendiéndome una cerveza en el proceso. —La necesitas. —la tomé, llevándola a mi boca sin pensarlo. Me iba a volver loco eso era seguro.

— ¿Ya van a dejar de contar? —desde el nacimiento de Lance, ellos parecían estar con las manos llenas.

— Sí. —masculló. —No soy Elijah, no tengo ni puta idea de como se las apaña con tantas mujeres, carajo. —sí, Elijah tenía cuatro de ellas y nosotros estábamos exaltados con solo una. No obstante, el hombre tenía nuestra admiración. Una de las revistas más importantes a nivel nacional le dio el título de padre del año. Tenía a Ness, pero eso no significaba que descuidaba la crianza de sus hijas. Mantenía todo en orden y al imbécil aún le quedaba tiempo para él. —¿Qué hay de ustedes?

— Papá. —la voz soñolienta de mi hijo de dos años me interrumpió cuando intenté responder. Sus ojos marrones, idénticos a los de su madre, se instalaron en mí antes de pasar a Nick. —Tito. —Nicholas y yo nos habíamos hecho más unidos que antes por la amistad de nuestras hijas, a pesar de que cada dos semanas nos reuníamos todos los del equipo, él pasaba mucho tiempo por aquí y yo en su casa.

Además de que Emma se había convertido en la Sam de mi esposa. Tenía muchas mujeres viniendo por aquí desde que Paula había entrado a mi vida. Mi hermana seguro que tenía dos hijos a los cuales le gustaba que yo cuidara de vez en cuando. Ella decidió dejar de contar luego del nacimiento de Hayley, estaba feliz con sus dos gritones hijos. Fallon también venía de vez en cuando con su esposo británico y su hijo igual de refinado que el hombre a pesar de que solo tenía dos años.

— ¿Tienes hambre? —mi hijo sacudió su cabeza, moviendo su cabello negro en el proceso. Antes de su nacimiento las cosas estuvieron algo tensas por aquí, Amelia no quería que fuese una niña porque creía que ya no la iba a querer, estuvo aliviada cuando le dijimos que sería un niño. Sin embargo, a pesar de que hablé con ella en su momento, ahora tendría que volverlo a hacer porque ya había visto el recelo al ver el vientre de su madre lleno de temor.

Paula y yo estuvimos de acuerdo en no decirle a nadie que tendríamos otro niño, especialmente por Amelia, queríamos que se hiciese a la idea de que podría ser una niña y no por ello las cosas iban a cambiar por aquí. Tenía ocho años, pero seguía siendo la misma alma inocente y temerosa que en algunas ocasiones vi hace tiempo.

SUDDEN DEATH (Kings Of The Game #6) SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora