SUDDEN DEATH (Kings Of The Game #6) SIN EDITAR

IX

Lucas.

Me quedé hasta que todos salieron de los vestidores con los ojos puestos en el mensaje de papá en mi celular. Ignorarlo era difícil porque, aunque no compartía algunas de sus posturas y acciones con el mundo, no dejaba de ser mi familia. Estaba en su maldita naturaleza controlar lo que lo rodeaba, pero desde que no pudo controlar mi vida como quería se volvió una guerra incesante y silenciosa entre ambos.

Con el accidente pasando hace ocho años, pensé que cambiaría, pero no fue así. Él y mamá mantuvieron las apariencias y a los ojos del mundo yo solo fui un irresponsable que chocó, pero nadie sabía el trasfondo de la situación. Ni siquiera yo. No tenía idea que hacía en la motocicleta de Jeremy ni a donde me dirigía, solo sé que cuando me desperté, media vida se me había desvanecido en medio de recuerdos que ya no tenía conmigo. Nadie sabía que perdí esa parte de mí con ese choque, tuve que aprender en días lo que se suponía que ya sabía y cuando volví a la universidad el futbol se volvió mi ancla.

Decliné el reclutamiento en Chicago, pero una vez que me recuperé, acepté el de los Boston Devils aún en contra de los deseos de mis padres. Ellos querían que tomara posesión de mi puesto en la empresa, pero esa nunca fue la vida que yo quise e incluso con el accidente, recordaba eso. No que Bianca no hubiese estado feliz de colocarme al día de todo lo que tuve una incógnita.

Ven a casa, tú madre quiere que cenemos juntos, como una familia.

Una familia que distaba mucho de serlo. Esa cena no incluía a mi hermana y me rehusaba a sentarme en una mesa en la cual todos bebieran y comieran como si no faltara una parte de ella. Una parte de mí odiaba a papá por ello, por no darle el lugar a Bianca que se merecía con mamá. La quería, de eso no me quedaban dudas, pero por no enojar a su esposa, descuidó a la que debió ser la niña de sus ojos. Mi hermana lo apreciaba, pero el resentimiento estaba allí, para ella yo era más que un hermano mayor. Até sus zapatos tantas veces que perdí la cuenta, golpeé a idiotas que se quisieron propasar con ella y estuve allí, muchos videos de mí actuando como el hermano mayor me lo recordaron.

— Lucas. —suspiré, guardando el teléfono en el bolsillo trasero de mis pantalones ante el llamado de Bradley. Solo quedábamos él y yo aquí, con la fiesta de Kyle todos se arreglarían e irían a Dirty Drinks a ayudar a Verónica y a Sam con los últimos arreglos. Y yo tenía mi parte en esta mierda.

No tenía ánimos para salir, pero por mi compañero lo haría. Me tomaría una copa para celebrar el final de temporada y volvería a casa con Simba a descansar. De no creer que no sería bienvenido incluso pensaría en ir a tocar a la puerta de Paula para reír un rato junto a Amelia. Esa pequeña hacía mis días como nadie.

—¿Todo bien? —asentí al ver los ojos azules de Bradley buscando algo en mis facciones. Por lo general, yo era el que hacía esa pregunta, no me la hacían a mí. Eran mis amigos, pero no me gustaba mucho hablar de mi vida con nadie. El accidente, los recuerdos, todo lo dejé atrás cuando el último especialista me dijo que no había mucho por hacer. Mamá estuvo de acuerdo, papá también y aunque Bianca se quejó, era mi decisión no seguir poniendo en pausa mi vida.

— ¿A qué hora tenemos que estar allá? —pasé mi mano por mi cabello sabiendo que necesitaba un jodido corte rápido. —Pasaré por su auto a casa de Erick. —esa era mi tarea. Erick lo decoraba junto a Nicholas y yo lo llevaba al lugar. A Kyle no le iba a gustar mucho el hecho de que su bebé más preciado tuviese un par de modificaciones a partir de hoy, pero bueno, yo solo era el mensajero y el equipo solo llevó a cabo la idea de Grand.

Bradley me ignoró y sacó su celular riendo. Pasó sus dedos por la pantalla y segundos después inclinó el teléfono en mi dirección. Un perfil en blanco nos recibió mostrándonos que Kyle era un jodido resentido porque creía que todos nos habíamos olvidado de su cumpleaños.