Capítulo 12

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Es la hora de dormir, pero no puedo hacerlo, estar sola en este cuarto me da miedo. Doy vueltas en la cama sin lograr resultados. Recuerdo las manos de Blus en mí y me altero. Es un recuerdo constante. Dejo de perderme en mis malos pensamientos al escuchar dos golpes en la puerta, que me hacen sobresaltar del susto. Me levanto de la cama, entonces camino lento a abrir. Mis mejillas arden, cuando descubro a Morket del otro lado de la puerta.

—¿Qué haces aquí? —consulto.

—Quería saber si estabas bien, ha sido un día agitado para ti hoy.

Bajo la vista.

—Un poco, sí —expreso con vergüenza—. Gracias por preocuparte.

—Descansa. —Me sonríe.

—Gracias. —Le devuelvo el gesto.

—Ven, te cobijaré. —Me acompaña a la cama y me cubre con la manta—. Que tengas bonitos sueños. —Me da beso en la frente, entonces se gira para retirarse, pero lo detengo agarrando su ropa.

—Quédate —le digo mientras mis mejillas no arden, en realidad queman—. No puedo dormir.

—Eso no sería apropiado —aclara.

—Pero... —Me quedo callada, porque no tengo argumentos para mi ofrecimiento.

Se mantiene un rato observándome, hasta que al fin contesta a mi insistencia, la cual no ha sido muy buena.

—Está bien, me quedaré.

Levanta la manta, yo retrocedo para hacerle lugar y se introduce dentro de la cama, entonces mantengo mi mirada fija en la suya.

Hace calor.

Su mano pasa por mi mejilla, tocando un mechón de mi cabello.

—¿Mejor? —me consulta y asiento.

—Estar sola me aterra —confieso.

—Eres una chica muy fuerte, sentir miedo es normal, ya pasará.

—Sí.

—¿Puedo besarte? —pregunta de repente, entonces me sobresalto y siento como se me eriza la piel—. Si te asusta no lo haré —aclara—. Quedamos así la última vez, que preguntaría.

—Sí, me acuerdo, solo que me agarraste desprevenida.

Se ríe.

—Siento no venir con advertencias.

—No, está bien. —Miro hacia un costado—. Yo fui quien te invitó a mi cama.

Se aproxima hasta mí, tomando mi cintura mientras nuestros cuerpos siguen debajo de las mantas. Me acerca a su físico, así que noto su calor. Hago un gritito cuando estoy tan próxima a él que siento su respiración.

—Te voy a besar —me aclara.

—Uhm. —Asiento de forma leve.

Acorta la distancia y junta su boca con la mía. Siento como me atrae más y más a su cuerpo, entonces cierro los ojos.

—Me gustas mucho, Océano. —susurra al deslizar sus labios a través de mi piel hasta llegar a mi oreja—. Debes ser un mar de éxtasis en este colchón. —Su mano pasa a mi pierna y abro los ojos.

—Espera...

—Dime. —Se queda quieto, sus dedos dejan de movilizarse por mi piel—. ¿Estás asustada? Puedo sentirlo.

—¿Puedes?

—Las emociones negativas, son algo que percibo fácilmente. —Hace una pausa—. ¿Qué te preocupa?

—No sé si esté bien hacer esto.

Mueve su cara para mirarme fijamente, toma ni barbilla y sonríe.

—Deseas saber, tu curiosidad te está matando, pero sobre todo quieres dejar de pensar, puedo hacer ambas cosas, así que está muy bien.

—Hum, no sé.

—Quieres hacer un viaje. —Tira de la cinta de mi camisón para deshacer el moño—. Este viaje es en la cama, pero de todas formas te va a gustar.

—¿Cómo sabes eso? —Mi pecho sube y baja, por mi respiración agitada.

—Porque si me permites hacerlo, seré todo un caballero, sabrás lo bien que se siente y te olvidarás de cualquier miedo sobre el sexo, que creó en tu cabeza mi hermano, así que te prometo viajar a las estrellas y quedarnos en un mar lleno de satisfacción.

Me muerdo labio inferior de manera inconsciente.

—Sí —constesto.

Entonces puedo volver a sentir los dedos de Morket moverse de nuevo debajo de mi camisón.

Belleza de los Sueños #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora