🍒 Cereza Veinticuatro 🍒

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—Ya no puedo respirar.

—Nos falta treinta metros.

—Ve... Tú solo... Ya te alcanzo.

Jungkook sonrió y le agarró de las manos, empezando a trotar de espaldas. Con un gesto de cansancio dramático, Jimin estaba apunto de llorar. Al llegar a la meta, ambos se tiraron al suelo como era costumbre, el rubio viendo estrellitas y pajaritos rodeando su cabeza como en los dibujitos animados. 

El menor le pasó una botella de agua y el otro no esperó en tomarla.

—Esta vez corrimos más que antes, ¿ves? Todo es cuestión de tiempo.

—Siento que mi presión bajó.

Jungkook rio por aquello. Se mojó la cabeza con el agua y sintió sus rostro enfriarse.

Estuvieron tomando aire en silencio durante cinco minutos. A Jimin seguía costándole correr tanto, se preguntaba cómo es que Jungkook era tan enérgico para esas cosas, pero era cierto que empezaba a ver cambios en su cuerpo, su masa muscular empezaba a subir y como las primeras veces, ya no se cansaba tan mal. Los primeros días en serio parecía fallecer. Agradecía de todas formas. Él no se daba cuenta, pero Jungkook notó como las figuras de Jimin se habían hecho más pronunciadas y más curvadas. Su cintura, sus brazos, su espalda, sus glúteos y sus piernas, todos habían tomado un nuevo volumen.

—¿Nos vamos? —Preguntó el castaño tras quince minutos acostados en medio del parque.

—Sí.

Se levantaron y se dirigieron a sus bicicletas que estaban a un lado. El recorrido no fue para nada duradero, ya que estaban en la casa de Jimin, debido al que el parque quedaba cerca de ésta. Al llegar, dejaron las bicicletas en el estacionamiento que estaba justamente en la vereda y sin ponerle nada de llaves, entraron a la casa. Dejar sus pertenencias sin nada de seguro no era un problema, gracias a la alta seguridad en Corea.

Ambos se ducharon y cambiaron por ropa limpia. Jungkook se encargó de poner las ropas sucias en la lavadora, mientras Jimin cortaba manzanas en rodajas y ponerlas en un plato para ambos comer la media mañana. Al terminar sus pequeños quehaceres, tomaron asiento en el sofá de la sala de estar, viendo The big bang theory.

—¿A qué hora tendrás que irte?.

—A las doce, más o menos.

—Puedo dejarte ahí, ya que es mi camino.

—¿Lo harías? Gracias, Jungkookie. No me gusta mucho ir en Uber, no me da seguridad. 

—Sabes que puedes contar conmigo mientras no esté en el trabajo —Jimin le dio un pedazo de manzana en la boca. —. ¿Estás seguro que no quieres que me quede contigo?. —Preguntó masticando.

—Creo que estará bien estar a solas con mi madre, no sé qué quisiera decirme pero, sea lo que sea, seguramente no será de mi total agrado.

—Justamente por eso... —Llevó los dedos en el arete del rubio y jugó con ellos.—. ¿Y si se va...?

—No creo que se vaya —Le interrumpió. —. Mi madre siempre me busca a solas, gracias a los Dioses nunca tuve una reunión con ella y Chen. Al menos respeta mi rechazo hacia él.

—Ese maldito... —Murmuró entre dientes. —. No veo la hora de mandarlo tras las rejas por el resto de su asquerosa vida.

Jimin comió la manzana una vez más. Trataba de no estresarse por nada, era un día muy bonito para eso.

🍒 Sabor A Cereza 🍒『KOOKMIN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora