🍒 Cereza Treinta y uno 🍒

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La cabaña de los Jeon había hecho su trabajo, proporcionaba paz y tranquilidad a cualquiera que habitara allí. Estaba situada en una zona remota, no exactamente en un campo, pero las casas estaban alejadas y había mucho espacio verdoso.

Los padres de Jungkook habían vuelto a la ciudad ayer por la noche, en cuanto cenaron todo, dijeron que tenían cosas que hacer, entonces sólo la parejita quedó.

Después de almorzar, Jimin fue a una hamaca para recostarse en donde colgaba de dos árboles afuera en el patio, con un libro en manos, aunque se quedó dormido casi por una hora por la tranquilidad que esbozaba la tarde de un domingo cualquiera.

Abrió los ojos cuando el sol había recorrido el cielo. Estuvo desorientado por un momento hasta que el mundo a su alrededor se enfocó, un mundo conocible y entrañable, que había cambiado su punto de vista.

Ahora le daba tanto placer contemplar la naturaleza que lo rodeaba, cómo amaba mirar a sus cachorritos juguetear desde el primer segundo que bajaron del coche. Sonrió animosamente al verlos correr, eran dos copos de nieves que volaban con el aire entre los pastos, la nueva compañera de travesuras de Cook, se llama Bom, que significa primavera, ella es blanca como la nieve al igual que Cook, algo más pequeña, debido que ni siquiera tenía un año de vida.

— ¿Ya se despertó el bello durmiente? —Jungkook se apareció por detrás, el peli rosa le mira sorprendido.

—Oh, ¿esperabas por mí? —El castaño asintió y le tendió un plato con galletas recién ordenadas. —. Mhm, se ven deliciosas —Jungkook empezó a trepar a su lado, ocasionando que la hamaca se balanceara imprudentemente. —. Con cuidado, Kookie.

El castaño agarró la tela con ambas manos para equilibrarse, pues un movimiento en falso y se tumbarían.

— ¡Jungkook, vamos a caernos! —Carcajeó, moviéndose de la risa.

— ¡No, espera, no te muevas, Jimin! —Logró acostarse a su lado, pero la hamaca les jugó una mala pasada y giró, dejando a ambos boca para abajo por un segundo, hasta que la gravedad los estiró consigo y cayeron.

Ambos soltaron una carcajada, las galletas se esparcieron.

— ¡Eres un tonto, Jungkook! Te dije que tengas cuidado. —Esbozó el peli rosa con la cara roja de tanto reír.

— ¡Tú debiste sujetarme, tonto! Yo no te dejaría caer —Contraatacó igual.

Jimin se llevó las manos sobre su panza, que empezaba a dolerle de la risa. Los dos caniches parecieron ver la escena divertida y corrieron junto a ellos, empezaron a lamerles por la cara emocionadamente y a subírseles encima.

—Ay, no puedo creerlo —El castaño se puso de pie, le pasó la mano a Jimin. —, Jungkookie es un grosero. —Le dijo a su perrita en brazos, ella seguía moviendo la cola y lamiéndole la cara.

—Y tú un malo.

—Oye, yo no tengo la culpa de que seas un grandulón y que no quepamos, ¿sabes lo tranquilo que yo estaba ahí hasta que llegaste?

El castaño rio, se agachó a recoger lo tirado. — ¿Sabes lo romántico que iba a ser estar acostados juntos ahí? No tienes ni idea, Jimin.

El nombrado le ignoró tomando en brazos a Cookie también, les dijo algo en el oído que Jungkook no pudo entender y se alejó. Éste se incorporó a mirarlo con una ceja arqueada.

—Hoy lo ignoraremos por bruto...

— ¡Oye, puedo escucharte! —El peli rosa se giró y le sacó la lengua para volver a caminar.

🍒 Sabor A Cereza 🍒『KOOKMIN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora