🍒 Cereza Veintinueve 🍒

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Una sirena rasgó la noche a una manzana del departamento. Jimin no sabía si sería la policia o una ambulancia. Pero deseó tanto que se acerquen a su zona y que lo alejen de ese criminal. Sin embargo, las esperanzas fueron deshechas cuando el sonido se alejaba cada vez más hasta desaparecer y regresar la tranquilidad habitual de Yongsan-gu.

Estaba rígido bajo su tacto, casi sin respirar, y sabía que si reaccionaba vomitaría sin pudor sobre su costoso traje de marca. No obstante, una vez más, la inquietante y temible voz fría y monótona, lo hacía palidecer. El hombre le murmuraba cosas en el oído, la verdad era que no le podía escuchar; su mente escapó de la realidad, buscando refugiarse en algún lugar.

—Yo jamás te olvidaría, Jimin.

Eso fue lo que oyó al finalizar, el hombre dejó de abrazarlo y lo miró sonriente. Jimin le miró ilegible, como no demostrando nada, casi amenazador, sus lágrimas resbalaron por sus mejillas y éstas brillaron por la tenue luz de los faroles. Oír la voz de Chen-Yang  le hacía ver imágenes pesadillescas y sentir un escalofrío. Se dijo que debía aguantar, no derrumbarse ante él, porque sabía que eso es lo que el hombre quería.

—Qué bueno es volver a estar reunidos —Dijo la mujer unos pasos más atrás. —. Ha pasado tanto tiempo que lo que debía ser normal, me sorprende demasiado.

—Es cierto —Murmuro Chen-Yang sonriendo asquerosamente. Jimin apretó la mandíbula, sorbió la nariz. Su pecho estaba doliendo.

—Yo también quiero unirme al abrazo —La madre dijo feliz, ella los rodeó a ambos y los fundió en un abrazo.

Jimin quiso alejarse, lo intentó, de verdad que lo hizo, pero ella lo sostuvo con más fuerza, y cerró los ojos llorando cuando él pasó su brazo por su espalda.

Chen se burlaba de él, sonreía mientras lo veía con su mirada profunda y deseable, le divertía sentir el miedo en el peli rosa, le encantaba verlo tan débil y tan mal por su presencia. Le encantaba sentirse superior y saber que estaba al mando de Park. Y Jimin se despreciaba más que a ese hombre, se odiaba a él mismo por no hacer nada, por no poder gritarle y acabar con su teatro en ese instante, por no ser más fuerte que él.

Cuando se separaron, retrocedió unos pasos pasmado, seguía sin poder creer que esto estaba sucediendo. La señora le tomó de la mano, estaba tan molesto, ¿cómo era posible que no se diera cuenta que le estaba haciendo pedazos?.

—Jimin, hijo, queremos invitarte a cenar —El nombrado le miró al escucharla, la verdad es que sus palabras no resonaban en su cabeza. —. Estamos tan emocionados por varias cosas que conversar, y ya que nos reunimos el día de hoy, podemos aprovecharlo y hacer todo de una vez.

Arrebató su mano bruscamente, la mujer le miró sorprendida.

—¿Escuchas lo que estás diciendo? —Preguntó con indignación. —, tú sabes que no quiero tener ni un tipo de relación con este tipo y aún así... ¿viniste a mi casa con él?.

La mujer sonrió nerviosa, avergonzada por el cambio repentino del tono de voz.

—Jimin...

—¿Tú sabes todo el daño que me causó tu marido, madre? ¿Sabes todo eso?.

—No, yo... —Sus ojos brillaron, asomándose las lágrimas. —. No quiero pelear, discúlpame, sólo quiero ir a cenar contigo, hijo.

—No me importa nada de lo que quieras.

—Jimin. —Se atrevió a advertir Chen. Jimin no le miró enseguida, su debilidad seguía presente, sus manos temblorosas aumentaban, estaba necesitando aire, pero debía ser fuerte.

🍒 Sabor A Cereza 🍒『KOOKMIN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora